domingo, 28 de abril de 2013

Las obras de La Cícer comenzarán en mayo



Las obras de La Cícer comenzarán en mayo

CANARIAS AHORA

El plazo de ejecución es de 13 meses, por lo que la insfraestructura deportiva podría estar lista en la primavera de 2014.
La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria aprobó este jueves el proyecto básico y de ejecución del Complejo deportivo y de ocio de La Cícer, cuyas obras se iniciarán en la segunda quincena de mayo.
El Ayuntamiento capitalino informa en un comunicado que ha aprobado el proyecto que la empresa adjudicataria de las obras, Go Fit Las Palmas S.L., presentó el pasado marzo, tras la firma del contrato del proyecto en diciembre de 2012, que cuenta con una inversión de 8 millones de euros, que alcanzará los 10 millones con la ejecución de los equipamientos, y un plazo de ejecución de 13 meses, lo que permitirá contar con esta infraestructura deportiva en la primavera de 2014.
Salas de gimnasio y 6 piscinas de tratamiento
El nuevo complejo deportivo incluye una importante y amplia oferta de usos deportivos, recreativos y educativos, orientados al bienestar de la salud de la ciudadanía, a través de un edificio de cuatro plantas que albergará 6 piscinas, 5 salas de gimnasio, una sala de fisoterapia, vestuarios, una ludoteca, enfermería y cafetería, además de un garaje subterráneo para albergar 201 plazas de aparcamiento.
Asimismo, contará con dos piscinas para la práctica de de la natación y la enseñanza, así como un vaso terapéutico, un jacuzzi, una pileta de agua fría para después de la sauna y un camino de guijarro para masaje de pies, además de nuevos servicios que se ofrecerán en 5 salas de gimnasio para actividades de musculación y cardiovasculares, además de yoga, Pilates, arerobic y fitness, entre otras.
Además, el centro contará con una zona destinada a SPA dotada con amplio baño turco y una sauna panorámica, junto a otra sauna de 4 duchas. Estos servicios se ampliarán con un espacio de ludotecas, una zona para 4 cabinas de fisioterapia y una cafetería con terraza exterior.
Por su parte, la cubierta del edificio servirá como espacio de tránsito para los ciudadanos a través de un paseo que unirá la calle Secretario Padilla con una nueva plaza, y que se convertirá en un nuevo acceso de la ciudadanía hasta la Playa de Las Canteras.
El centro, que tendrá capacidad para 14.000 usuarios, estará abierto a la ciudadanía durante todos los días de la semana y ofrecerá bonos económicos, que incluirán la prestación de todos los servicios y actividades que se ofrecerán en el edificio, y que complementarán a la oferta que se presta en el Complejo Deportivo de Las Rehoyas, la Piscina León y Castillo, así como la Piscina Municipal de Tamaraceite, que estará lista a principios de verano de 2013.

sábado, 27 de abril de 2013

Córdoba 5-1 Las Palmas


  • Arbitro: Pérez Pallas
  • Estadio: Nuevo Arcangel


Goles
Gol de López Garaiminuto 7'
Gol de Xiscominuto 27'
minuto 55'Gol de M. Chrisantus
Gol de Armandominuto 57'
Gol de López Silvaminuto 75'
Gol de Fede Vicominuto 88'
Tarjetas
minuto 18'T. Amarilla Dani Castellano
minuto 21'T. Amarilla Hernán
minuto 21'2a Amarilla y Roja Dani Castellano
minuto 22'2a Amarilla y Roja Hernán
minuto 23'T. Amarilla Nauzet
T. Amarilla Xiscominuto 38'
minuto 57'T. Amarilla Vitolo
T. Amarilla Cristian Garcíaminuto 62'
T. Amarilla Paulinhominuto 64'
Tarjeta Roja a Alberto Aguilarminuto 70'
minuto 71'T. Amarilla Thievy
T. Amarilla Abel Gómezminuto 74'
minuto 90'T. Amarilla M. Chrisantus
Cambios
Entra en el partido Paulinhominuto 59'
Sale del partido Carlos Caballerominuto 59'
Entra en el partido Seoaneminuto 68'
Sale del partido Cristian Garcíaminuto 68'
Entra en el partido Fede Vicominuto 75'
Sale del partido Pedrominuto 75'
minuto 77'Entra en el partido Vicente Gómez
minuto 77'Entra en el partido Javi Guerrero
minuto 77'Sale del partido Tato
minuto 77'Sale del partido Nauzet
minuto 83'Entra en el partido A. Pando
minuto 83'Sale del partido Thievy 
Otros
Asistencia Abel Gómezminuto 7'
Asistencia Fuentesminuto 27'
Asistencia Abel Gómezminuto 57'
Asistencia Xiscominuto 75'

domingo, 21 de abril de 2013

Entradas agotadas

Se espera un ambiente inolvidable en el CID

Marta Suárez

El Herbalife intentará lograr la 3ª victoria consecutiva El Herbalife intentará lograr la 3ª victoria consecutiva

Vendidas todas las localidades para el partido de la jornada 30 ante el Real Madrid (La 1, 11.30 horas). El Club agradece, una vez más, el apoyo de todos los aficionados en un partido clave para conseguir el objetivo de entrar en el Playoff de la Liga Endesa, nada menos que ante el líder de la competición.
Mañana no se pondrán entradas a la venta y abriremos las puertas a las 10.15 horas, porque además del partidazo que se presenta ante un equipo ya clasificado para la Final Four de la Euroliga, recuerden que se rendirá homenaje a Jim Moran, exjugador amarillo que estuvo en el CB Gran Canaria durante 10 temporadas consecutivas. Así que debido a la importancia del partido y al lleno asegurado, se ruega a los aficionados que acudan lo antes posible al CID para no perderse el homenaje de un jugador que mañana se convertirá en leyenda para nuestro club.

Chrisantus toma la palabra

Chrisantus toma la palabra

Cuarta victoria consecutiva lejos del Gran Canaria

Paula Hermida

Chrisantus estuvo muy acertado. (Reporterosjerez.com) Chrisantus estuvo muy acertado. (Reporterosjerez.com)

La UD Las Palmas, con su triunfo (1-2), se aferra a sus opciones de jugar la promoción. Al mismo tiempo, los amarillos hunden un poco más al Xerez Deportivo, ‘farolillo’ rojo del grupo y al borde del descenso.
Xerez y Las Palmas protagonizaron unos comienzos con mucho ritmo habida cuenta de la importancia de los puntos en litigio para ambos contendientes, aunque fue el Xerez el que primero se acercó al área rival, pero el centro de Marquitos no lo pudo rematar el veterano Bodipo.
Tras una nueva opción local, en buena jugada de Raúl Cámara en el minuto 5, que no remató con acierto Marquitos, fue el conjunto insular el que se hizo con el dominio del balón y en el minuto 15 Chrisantus le ganó la partida a Galán y marcó el primer gol del partido tras superar a Chema.
El colista de la categoría no supo reaccionar y a punto estuvo de llegar el segundo tanto del conjunto grancanario en el minuto 37. Una falta lanzada por Momo la ‘peina’ Castellano y el balón lo repele un poste.
Sin embargo, un minuto después Momo, que regresaba a la que fue su casa temporadas atrás, frenó a Maldonado y Prieto Iglesias pitó penalti. Pena máxima que Rueda transforma en el empate del Xerez a menos de diez minutos para el descanso.
La segunda parte arrancó tan trepidante como la primera, aunque fue Las Palmas quien golpeó primero. Un disparo de Vitolo lo repele un poste de la portería azulina en el minuto 48, aunque solo un minuto después Bodipo tiene una doble ocasión clara para poner por delante al Xerez.
Sin embargo, el cuadro canario saltó tras el descanso con la intención de llevarse los tres puntos y en el minuto 61 Chrisantus hizo su segundo tanto al aprovechar un nuevo despiste local.
Palo duro para un Xerez que no levantaba cabeza, aunque con más corazón que juego se acercó a la meta contraria para lograr el empate. En el minuto 68 Rueda casi sorprende a Barbosa desde el saque de esquina, aunque la más clara ocasión para empatar la tuvo el Xerez dos minutos después, cuando Rueda se plantó ante Barbosa, pero disparó sin fuerza y el portero evitó el gol con el pie.
El colista puso la fuerza en este tramo final de partido, algo que casi aprovechó Las Palmas para sentenciar, aunque Tato, que regresaba a Chapín, no pudo superar a Chema en el mano a mano.
Ya en la prolongación, y con todo el Xerez en el área de Las Palmas, Bodipo tuvo la más clara oportunidad de la segunda mitad para marcar, aunque Barbosa, de lo mejor del conjunto canario, evitó el empate, dejando al Xerez más cerca del descenso y a Las Palmas para jugar la promoción a primera. 

domingo, 14 de abril de 2013

Piel de asno – Perrault

Piel de asno – Perrault


Érase una vez un rey tan famoso, tan amado por su pueblo, tan respetado por todos sus vecinos, que de él podía decirse que era el más feliz de los monarcas. Su dicha se confirmaba aún más por la elección que hiciera de una princesa tan bella como virtuosa; y estos felices esposos vivían en la más perfecta unión. De su matrimonio había nacido una hija dotada de encantos y virtudes tales que no se lamentaban de tan corta descendencia.
castilloLa magnificencia, el buen gusto y la abundancia reinaban en su palacio. Los ministros eran hábiles y prudentes; los cortesanos virtuosos y leales, los servidores fieles y laboriosos. Sus caballerizas eran grandes y llenas de los más hermosos caballos del mundo, ricamente enjaezados. Pero lo que asombraba a los visitantes que acudían a admirar estas hermosas cuadras, era que en el sitio más destacado un señor asno exhibía sus grandes y largas orejas. Y no era por capricho sino con razón que el rey le había reservado un lugar especial y destacado. Las virtudes de este extraño animal merecían semejante distinción, pues la naturaleza lo había formado de modo tan extraordinario que su pesebre, en vez de suciedades, se cubría cada mañana con hermosos escudos y luises de todos tamaños, que eran recogidos a su despertar.
Pues bien, como las vicisitudes de la vida alcanzan tanto a los reyes como a los súbditos, y como siempre los bienes están mezclados con algunos males, el cielo permitió que la reina fuese aquejada repentinamente de una penosa enfermedad para la cual, pese a la ciencia y a la habilidad de los médicos, no se pudo encontrar remedio.
La desolación fue general. El rey, sensible y enamorado a pesar del famoso proverbio que dice que el matrimonio es la tumba del amor, sufría sin alivio, hacía encendidos votos a todos los templos de su reino, ofrecía su vida a cambio de la de su esposa tan querida; pero dioses y hadas eran invocados en vano.
La reina, sintiendo que se acercaba su última hora, dijo a su esposo que estaba deshecho en llanto:
-Permíteme, antes de morir, que te exija una cosa, si quisieras volver a casarte…
A estas palabras el rey, con quejas lastimosas, tomó las manos de su mujer, las bañó de lágrimas, y asegurándole que estaba de más hablarle de un segundo matrimonio:
-No, no -dijo por fin- mi amada reina, háblame más bien de seguirte.
-El Estado -repuso la reina con una firmeza que aumentaba las lamentaciones de este príncipe-, el Estado que exige sucesores ya que sólo te he dado una hija, debe apremiarte para que tengas hijos que se te parezcan; mas te ruego, por todo el amor que me has tenido, no ceder a los apremios de tus súbditos sino hasta que encuentres una princesa más bella y mejor que yo. Quiero tu promesa, y entonces moriré contenta.
Es de presumir que la reina, que no carecía de amor propio, había exigido esta promesa convencida de que nadie en el mundo podía igualarla, y se aseguraba de este modo que el rey jamás volviera a casarse. Finalmente, ella murió. Nunca un marido hizo tanto alarde: llorar, sollozar día y noche, menudo derecho que otorga la viudez, fue su única ocupación.
Los grandes dolores son efímeros. Además, los consejeros del Estado se reunieron y en conjunto fueron a pedirle al rey que volviera a casarse.
Esta proposición le pareció dura y le hizo derramar nuevas lágrimas. Invocó la promesa hecha a la reina, y los desafió a todos a encontrar una princesa más hermosa y más perfecta que su difunta esposa, pensando que aquello era imposible.
Pero el consejo consideró tal promesa como una bagatela, y opinó que poco importaba la belleza, con tal que una reina fuese virtuosa y nada estéril; que el Estado exigía príncipes para su tranquilidad y paz; que, a decir verdad, la infanta tenía todas las cualidades para hacer de ella una buena reina, pero era preciso elegirle a un extranjero por esposo; y que entonces, o el extranjero se la llevaba con él o bien, si reinaba con ella, sus hijos no serían considerados del mismo linaje y además, no habiendo príncipe de su dinastía, los pueblos vecinos podían provocar guerras que acarrearían la ruina del reino. El rey, movido por estas consideraciones, prometió que lo pensaría.
Efectivamente, buscó entre las princesas casaderas cuál podría convenirle. A diario le llevaban retratos atractivos; pero ninguno exhibía los encantos de la druida1difunta reina. De este modo, no tomaba decisión alguna.
Por desgracia, empezó a encontrar que la infanta, su hija, era no solamente hermosa y bien formada, sino que sobrepasaba largamente a la reina su madre en inteligencia y agrado. Su juventud, la atrayente frescura de su hermosa piel, inflamó al rey de un modo tan violento que no pudo ocultárselo a la infanta, diciéndole que había resuelto casarse con ella pues era la única que podía desligarlo de su promesa.
La joven princesa, llena de virtud y pudor, creyó desfallecer ante esta horrible proposición. Se echó a los pies del rey su padre, y le suplicó con toda la fuerza de su alma, que no la obligara a cometer un crimen semejante.
El rey, que estaba empecinado con este descabellado proyecto, había consultado a un anciano druida, para tranquilizar la conciencia de la joven princesa. Este  druida, más ambicioso que religioso, sacrificó la causa de la inocencia y la virtud al honor de ser confidente de un poderoso rey. Se insinuó con tal destreza en el espíritu del rey, le suavizó de tal manera el crimen que iba a cometer, que hasta lo persuadió de estar haciendo una obra pía al casarse con su hija.
El rey, halagado por el discurso de aquel malvado, lo abrazó y salió más empecinado que nunca con su proyecto: hizo dar órdenes a la infanta para que se preparara a obedecerle.
La joven princesa, sobrecogida de dolor, pensó en recurrir a su madrina, el hada de las Lilas. Con este objeto, partió esa misma noche en un lindo cochecito tirado por un cordero que sabía todos los caminos. Llegó a su destino con toda felicidad. El hada, que amaba a la infanta, le dijo que ya estaba enterada de lo que venía a decirle, pero que no se preocupara: nada podía pasarle si ejecutaba fielmente todo lo que le indicaría.
-Porque, mi amada niña -le dijo- sería una falta muy grave casarte con tu padre; pero, sin necesidad de contradecirlo, puedes evitarlo: dile que para satisfacer un capricho que tienes, es preciso que te regale un vestido color del tiempo. Jamás, con todo su amor y su poder, podrá lograrlo.
hadas1 La princesa le dio las gracias a su madrina, y a la mañana siguiente le dijo al rey su padre lo que el hada le había aconsejado y reiteró que no obtendrían de ella consentimiento alguno hasta tener el vestido color del tiempo.
El rey, encantado con la esperanza que ella le daba, reunió a los más famosos costureros y les encargó el vestido bajo la condición de que si no eran capaces de realizarlo los haría ahorcar a todos.
No tuvo necesidad de llegar a ese extremo: a los dos días trajeron el tan ansiado traje. El firmamento no es de un azul más bello, cuando lo circundan nubes de oro, que este hermoso vestido al ser desplegado. La infanta se sintió toda acongojada y no sabía cómo salir del paso. El rey apremiaba la decisión. Hubo que recurrir nuevamente a la madrina quien, asombrada porque su secreto no había dado resultado, le dijo que tratara de pedir otro vestido del color de la luna.
El rey, que nada podía negarle a su hija, mandó buscar a los más diestros artesanos, y les encargó en forma tan apremiante un vestido del color de la luna, que entre ordenarlo y traerlo no mediaron ni veinticuatro horas. La infanta, más deslumbrada por este soberbio traje que por la solicitud de su padre, se afligió desmedidamente cuando estuvo con sus damas y su nodriza.
El hada de las Lilas, que todo lo sabía, vino en ayuda de la atribulada princesa y le dijo:
-O me equivoco mucho, o creo que si pides un vestido color del sol lograremos desalentar al rey tu padre, pues jamás podrán llegar a confeccionar un vestido así.
La infanta estuvo de acuerdo y pidió el vestido; y el enamorado rey entregó sin pena todos los diamantes y rubíes de su corona para ayudar a esta obra maravillosa, con la orden de no economizar nada para hacer esta prenda semejante al sol. Fue así que cuando el vestido apareció, todos los que lo vieron desplegado tuvieron que cerrar los ojos, tan deslumbrante era.
¡Cómo se puso la infanta ante esta visión! Jamás se había visto algo tan hermoso y tan artísticamente trabajado. Se sintió confundida; y con el pretexto de que a la vista del traje le habían dolido los ojos, se retiró a su aposento donde el hada la esperaba, de lo más avergonzada. Fue peor aún, pues al ver el vestido color del sol, se puso roja de ira.
-¡Oh!, como último recurso, hija mía, -le dijo a la princesa- vamos a someter al indigno amor de tu padre a una terrible prueba. Lo creo muy empecinado con este matrimonio, que él cree tan próximo; pero pienso que quedará un poco aturdido si le haces el pedido que te aconsejo: la piel de ese asno que ama tan apasionadamente y que subvenciona tan generosamente todos sus gastos. Ve, y no dejes de decirle que deseas esa piel.
La princesa, encantada de encontrar una nueva manera de eludir un matrimonio que detestaba, y pensando que su padre jamás se resignaría a sacrificar su asno, fue a verlo y le expuso su deseo de tener la piel de aquel bello animal.
Aunque extrañado por este capricho, el rey no vaciló en satisfacerlo. El pobre asno fue sacrificado y su piel galantemente llevada a la infanta quien, no viendo ya ningún otro modo de esquivar su desgracia, iba a caer en la desesperación cuando su madrina acudió.
-¿Qué haces, hija mía? -dijo, viendo a la princesa arrancándose los cabellos y golpeándose sus hermosas mejillas-. Este es el momento más hermoso de tu vida.cofre Cúbrete con esta piel, sal del palacio y parte hasta donde la tierra pueda llevarte: cuando se sacrifica todo a la virtud, los dioses saben recompensarlo. ¡Parte! Yo me encargo de que todo tu tocador y tu guardarropa te sigan a todas partes; dondequiera que te detenga, tu cofre conteniendo vestidos, alhajas, seguirá tus pasos bajo tierra; y he aquí mi varita, que te doy: al golpear con ella el suelo cuando necesites tu cofre, éste aparecerá ante tus ojos. Mas, apresúrate en partir, no tardes más.
La princesa abrazó mil veces a su madrina, le rogó que no la abandonara, se revistió con la horrible piel luego de haberse refregado con hollín de la chimenea, y salió de aquel suntuoso palacio sin que nadie la reconociera.
La ausencia de la infanta causó gran revuelo. El rey, que había hecho preparar una magnífica fiesta, estaba desesperado e inconsolable. Hizo salir a más de cien guardias y más de mil mosqueteros en busca de su hija; pero el hada, que la protegía, la hacía invisible a los más hábiles rastreos. De modo que al fin hubo que resignarse.
Mientras tanto, la princesa caminaba. Llegó lejos, muy lejos, todavía más lejos, en todas partes buscaba un trabajo. Pero, aunque por caridad le dieran de comer, la encontraban tan mugrienta qué nadie la tomaba.
Andando y andando, entró a una hermosa ciudad, a cuyas puertas había una granja; la granjera necesitaba una sirvienta para lavar la ropa de cocina, y limpiar los pavos y las pocilgas de los puercos. Esta mujer, viendo a aquella viajera tan sucia; le propuso entrar a servir a su casa, lo que la infanta aceptó con gusto, tan cansada estaba de todo lo que había caminado.
La pusieron en un rincón apartado de la cocina donde, durante los primeros días, fue el blanco de las groseras bromas de la servidumbre, así era la repugnancia que inspiraba su piel de asno.
Al fin se acostumbraron; además, ella ponía tanto empeño en cumplir con sus tareas que la granjera la tomó bajo su protección. Estaba encargada de los corderos, los metía al redil cuando era preciso: llevaba a los pavos a pacer, todo con una habilidad como si nunca hubiese hecho otra cosa. Así pues, todo fructificaba bajo sus bellas manos.
Un día estaba sentada junto a una fuente de agua clara, donde deploraba a menudo su triste condición. Se le ocurrió mirarse: la horrible piel de asno que constituía su peinado y su ropaje, la espantó. Avergonzada de su apariencia, se refregó hasta que se sacó toda la mugre de la cara y de las manos, las que quedaron más blancas que el marfil, y su hermosa tez recuperó su frescura natural.
La alegría de verse tan bella le provocó el deseo de bañarse, lo que hizo; pero tuvo que volver a ponerse la indigna piel para volver a la granja. Felizmente, el día siguiente era de fiesta; así pues, tuvo tiempo para sacar su cofre, arreglar su apariencia, empolvar sus hermosos cabellos y ponerse su precioso traje color del tiempo. Su cuarto era tan pequeño que no se podía extender la cola de aquel magnífico vestido. La linda princesa se miraba y se admiraba a sí misma con razón, de modo que, para no aburrirse, decidió ponerse por turno todas sus hermosas tenidas los días de fiesta y los domingos, lo que hacía puntualmente. Con un arte admirable, adornaba sus cabellos mezclando flores y diamantes; a menudo suspiraba pensando que los únicos testigos de su belleza eran sus corderos y sus pavos que la amaban igual con su horrible piel de asno, que había dado origen al apodo con que la nombraban en la granja.
Un día de fiesta en que Piel de Asno se había puesto su vestido color del sol, el hijo del rey, a quien pertenecía esta granja, hizo allí un alto para descansar alprincipe a caballo volver de caza. El príncipe era joven, hermoso y apuesto; era el amor de su padre y de la reina su madre, y su pueblo lo adoraba. Ofrecieron a este príncipe una colación campestre, que él aceptó; luego se puso a recorrer los gallineros y todos los rincones.
Yendo así de un lugar a otro entró por un callejón sombrío al fondo del cual vio una puerta cerrada. Llevado por la curiosidad, puso el ojo en la cerradura. ¿pero qué le pasó al divisar a una princesa tan bella y ricamente vestida, que por su aspecto noble y modesto, él tomó por una diosa? El ímpetu del sentimiento que lo embargó en ese momento lo habría llevado a forzar la puerta, a no mediar el respeto que le inspirara esta persona maravillosa.
Tuvo que hacer un esfuerzo para regresar por ese callejón oscuro y sombrío, pero lo hizo para averiguar quién vivía en ese pequeño cuartito. Le dijeron que era una sirvienta que se llamaba Piel de Asno a causa de la piel con que se vestía; y que era tan mugrienta y sucia que nadie la miraba ni le hablaba, y que la habían tomado por lástima para que cuidara los corderos y los pavos.
El príncipe, no satisfecho con estas referencias, se dio cuenta de que estas gentes rudas no sabían nada más y que era inútil hacerles más preguntas. Volvió al palacio del rey su padre, indeciblemente enamorado, teniendo constantemente ante sus ojos la imagen de esta diosa que había visto por el ojo de la cerradura. Se lamentó de no haber golpeado a la puerta, y decidió que no dejaría de hacerlo la próxima vez.
Pero la agitación de su sangre, causada por el ardor de su amor, le provocó esa misma noche una fiebre tan terrible que pronto decayó hasta el más grave extremo. La reina su madre, que tenía este único hijo, se desesperaba al ver que todos los remedios eran inútiles. En vano prometía las más suntuosas recompensas a los médicos; éstos empleaban todas sus artes, pero nada mejoraba al príncipe. Finalmente, adivinaron que un sufrimiento mortal era la causa de todo este daño; se lo dijeron a la reina quien, llena de ternura por su hijo, fue a suplicarle que contara la causa de su mal; y aunque se tratara de que le cedieran la corona, el rey su padre bajaría de su trono sin pena para hacerlo subir a él; que si deseaba a alguna princesa, aunque se estuviera en guerra con el rey su padre y hubiese justos motivos de agravio, sacrificarían todo para darle lo que deseaba; pero le suplicaba que no se dejara morir, puesto que de su vida dependía la de sus padres. La reina terminó este conmovedor discurso no sin antes derramar un torrente de lágrimas sobre el rostro de su hijo.
-Señora -le dijo por fin el príncipe, con una voz muy débil- no soy tan desnaturalizado como para desear la corona de mi padre; ¡quiera el cielo que él viva largos años y me acepte durante mucho tiempo como el más respetuoso y fiel de sus súbditos! En cuanto a las princesas que me ofreces; aún no he pensado en casarme; y bien sabes que, sumiso como soy a sus voluntades, los obedeceré siempre, a cualquier precio.
-¡Ah!, hijo mío -repuso la reina- ningún precio es muy alto para salvarte la vida; mas, querido hijo, salva la mía y la del rey tu padre, diciéndome lo que deseas, y ten la plena seguridad que te será acordado.
-¡Pues bien!, señora -dijo él- si tengo que descubrirte mi pensamiento, te obedeceré. Me sentiría un criminal si pongo en peligro dos cabezas que me son tanPeau_d_Ane_11 queridas. Sí, madre mía, deseo que Piel de Asno me haga una torta y tan pronto como esté hecha, me la traigan.
La reina, sorprendida ante este extraño nombre, preguntó quién era Piel de Asno.
-Es, señora -replicó uno de sus oficiales que por casualidad había visto a esa niña-, la sabandija más vil después del lobo; una mugrienta que vive en la granja de usted y que cuida sus pavos.
-No importa -dijo la reina-, mi hijo, al volver de caza, ha probado tal vez su pastelería; es una fantasía de enfermo. En una palabra, quiero que Piel de Asno, puesto que de Piel de Asno se trata, le haga ahora mismo una torta.
Corrieron a la granja y llamaron a Piel de Asno para ordenarle que hiciera con el mayor esmero una torta para el príncipe.
Algunos autores sostienen que Piel de Asno, cuando el príncipe había puesto sus ojos en la cerradura, con los suyos lo había visto; y que en seguida, mirando por su ventanuco, había mirado a aquel príncipe tan joven, tan hermoso y bien plantado que no había podido olvidar su imagen y que a menudo ese recuerdo le arrancaba suspiros.
Como sea, si Piel de Asno lo vio o había oído decir de él muchos elogios, encantada de hallar una forma para darse a conocer, se encerró en su cuartucho, se sacó su fea piel, se lavó manos y rostro, peinó sus rubios cabellos, se puso un corselete de plata brillante, una falda igual, y se puso a hacer la torta tan apetecida: usó la más pura harina, huevos y mantequilla fresca. Mientras trabajaba, ya fuera adrede o de otra manera, un anillo que llevaba en el dedo cayó dentro de la masa y se mezcló a ella. Cuando la torta estuvo cocida, se colocó su horrible piel y fue a entregar la torta al oficial, a quien le preguntó por el príncipe; pero este hombre, sin dignarse contestar, corrió donde el príncipe a llevarle la torta.
El príncipe la arrebató de manos de aquel hombre y se la comió con tal avidez que los médicos presentes no dejaron de pensar que este furor no era buen signo. En efecto, el príncipe casi se ahogó con el anillo que encontró en uno de los pedazos, pero se lo sacó diestramente de la boca; y el ardor con que devoraba la torta se calmó, al examinar esta fina esmeralda montada en un junquillo de oro cuyo círculo era tan estrecho que, pensó él, sólo podía caber en el más hermoso dedito del mundo.
anillo esmeralda Besó mil veces el anillo, lo puso bajo sus almohadas, y lo sacaba cada vez que sentía que nadie lo observaba. Se atormentaba imaginando cómo hacer venir a aquélla a quien este anillo le calzara; no se atrevía a creer, si llamaba a Piel de Asno que había hecho la torta, que le permitieran hacerla venir; no se atrevía tampoco a contar lo que había visto por el ojo de la cerradura temiendo ser objeto de burla y tomado por un visionario; acosado por todos estos pensamientos simultáneos, la fiebre volvió a aparecer con fuerza. Los médicos, no sabiendo ya qué hacer, declararon a la reina que el príncipe estaba enfermo de amor. La reina acudió donde su hijo acompañada del rey que se desesperaba.
-Hijo mío, hijo querido -exclamó el monarca afligido- nómbranos a la que quieres. Juramos que te la daremos, aunque fuese la más vil de las esclavas.
Abrazándolo, la reina le reiteró la promesa del rey. El príncipe, enternecido por las lágrimas y caricias de los autores de sus días, les dijo:
-Padre y madre míos, no me propongo hacer una alianza que les disguste. Y en prueba de esta verdad -añadió, sacando la esmeralda que escondía bajo la cabecera- me casaré con aquella a quien le venga este anillo; y no parece que la que tenga este precioso dedo sea una campesina ordinaria.
El rey y la reina tomaron el anillo, lo examinaron con curiosidad, y pensaron, al igual que el príncipe, que este anillo no podía quedarle bien sino a una joven de alta alcurnia. Entonces el rey, abrazando a su hijo y rogándole que sanara, salió, hizo tocar los tambores, los pífanos y las trompetas por toda la ciudad, y anunciar por los heraldos que no tenían más que venir al palacio a probarse el anillo; y aquella a quien le cupiera justo se casaría con el heredero del trono.
Las princesas acudieron primero, luego las duquesas, las marquesas y las baronesas; pero por mucho que se hubieran afinado los dedos, ninguna pudo ponerse el anillo. Hubo que pasar a las modistillas que, con ser tan bonitas, tenían los dedos demasiado gruesos. El príncipe, que se sentía mejor, hacía él mismo probar el anillo.
Al fin les tocó el turno a las camareras, que no tuvieron mejor resultado. Ya no quedaba nadie que no hubiese ensayado infructuosamente la joya, cuando el príncipe pidió que vinieran las cocineras, las ayudantes, las cuidadoras de rebaños. Todas acudieron, pero sus dedos regordetes; cortos y enrojecidos no dejaron pasar el anillo más allá de la una.
-¿Hicieron venir a esa Piel de Asno que me hizo una torta en días pasados? -preguntó el príncipe.
Todos se echaron a reír y le dijeron que no, era demasiado inmunda y repulsiva.
-¡Que la traigan en el acto! -dijo el rey-. No se dirá que yo haya hecho una excepción.
La princesa, que había escuchado los tambores y los gritos de los heraldos, se imaginó muy bien que su anillo era lo que provocaba este alboroto. Ella amaba al príncipe y como el verdadero amor es timorato y carece de vanidad, continuamente la asaltaba el temor de que alguna dama tuviese el dedo tan menudo como el suyo. Sintió, pues, una gran alegría cuando vinieron a buscarla y golpearon a su puerta.
Desde que supo que buscaban un dedo adecuado a su anillo, no se sabe qué esperanza la había llevado a peinarse cuidadosamente y a ponerse su hermoso corselete de plata con la falda llena de adornos de encaje de plata, salpicados de esmeraldas. Tan pronto como oyó que golpeaban a su puerta y que la llamaban para presentarse ante el príncipe, se cubrió rápidamente con su piel de asno, abrió su puerta y aquellas gentes, burlándose de ella, le dijeron que el rey la llamaba para casarla con su hijo. Luego, en medio de estruendosas risotadas, la condujeron donde el príncipe quien, sorprendido él mismo por el extraño atavío de la joven, no se atrevió a creer que era la misma que había visto tan elegante y bella. Triste y confundido por haberse equivocado, le dijo:
-¿Eres tú la que habita al fondo de ese callejón oscuro, en el tercer gallinero de la granja?
-Sí, su señoría -respondió ella.
-Muéstrame tu mano -dijo él temblando y dando un hondo suspiro.
¡Señores! ¿quién quedó asombrado? Fueron el rey y la reina, así como todos los chambelanes y los grandes de la corte, cuando de adentro de esa piel negra y sucia, se alzó una mano delicada, blanca y sonrosada, y el anillo entró sin esfuerzo en el dedito más lindo del mundo; y, mediante un leve movimiento que hizo caer la piel, la infanta apareció de una belleza tan deslumbrante que el príncipe, aunque todavía estaba débil, se puso a sus pies y le estrechó las rodillas con un ardor que a ella la hizo enrojecer. Pero casi no se dieron cuenta pues el rey y la reina fueron a abrazar a la princesa, pidiéndole si quería casarse con su hijo.
La princesa, confundida con tantas caricias y ante el amor que le demostraba el joven príncipe, iba, sin embargo, a darles las gracias, cuando el techo del salón se abrió, y el hada de las Lilas, bajando en un carro hecho de ramas y de las flores de su nombre, contó, con infinita gracia, la historia de la infanta.
El rey y la reina, encantados al saber que Piel de Asno era una gran princesa, redoblaron sus muestras de afecto; pero el príncipe fue más sensible ante la virtud de la princesa, y su amor creció al saberlo. La impaciencia del príncipe por casarse con la princesa fue tanta, que a duras penas dio tiempo para los preparativos apropiados a este augusto matrimonio.
El rey y la reina, que estaban locos con su nuera, le hacían mil cariños y siempre la tenían abrazada. Ella había declarado que no podía casarse con el príncipe sin el consentimiento del rey su padre. De modo que fue el primero a quien le enviaran una invitación, sin decirle quién era la novia; el hada de las Lilas, que supervigilaba todo, como era natural, lo había exigido a causa de las consecuencias.
Vinieron reyes de todos los países; unos en silla de manos, otros en calesa, unos más distantes montados sobre elefantes, sobre tigres, sobre águilas: pero el más imponente y magnífico de los ilustres personajes fue el padre de la princesa quien, felizmente, había olvidado su amor descarriado y contraído nupcias con una viuda muy hermosa que no le había dado hijos.
La princesa corrió a su encuentro; él la reconoció en el acto y la abrazó con una gran ternura, antes de que ella tuviera tiempo de echarse a sus pies. El rey y la reina le presentaron a su hijo, a quien colmó de amistad. Las bodas se celebraron con toda pompa imaginable. Los jóvenes esposos, poco sensibles a estas magnificencias, sólo tenían ojos para ellos mismos.20080407elpepiage_3
El rey, padre del príncipe, hizo coronar a su hijo ese mismo día y, besándole la mano, lo puso en el trono, pese a la resistencia de aquel hijo bien nacido; pero había que obedecer.
Las fiestas de esta ilustre boda duraron cerca de tres meses y el amor de los dos esposos todavía duraría si los dos no hubieran muerto cien años después.
MORALEJA
El cuento de Piel de Asno parece exagerado;
pero mientras existan en el mundo criaturas
y haya madres y abuelas que narren aventuras,
estará su recuerdo conservado.
FIN

Demasiados perroflautas para poco PP


Demasiados perroflautas para poco PP

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Concentración en la Puerta del Sol. FERNANDO SANCHEZ
El día que Esperanza Aguirre llamó perroflautas a quienes acampaban en la Puerta del Sol de Madrid coreando lemas como “no nos representan”, comenzó un cambio de sistema político que aún se está gestando, nadie se atreve a decir cómo y cuándo cristalizará pero, sin duda, barrerá esta pseudodemocracia en la que estamos viviendo y que ya es intolerable para la mayor parte de la ciudadanía.
¿En qué momento comenzó a caerse nuestro sistema político? ¿Fue cuando Rubalcaba era aún ministro del Interior y ordenó desalojar la Puerta del Sol un 15 de mayo? O quizá cuando su sustituto, Jorge Fernández Díaz decidió que el Congreso de los Diputados se rodeara con vallas y que permaneciera así hasta hoy, no vaya a ser que el pueblo se acerque.
Probablemente las primeras grietas se abrieron antes, con la desregulación de los mercados financieros y el ejercicio corrupto de decenas de representantes públicos que decidieron robar con impunidad (y aún no han devuelto su botín).
Pero las paredes se desconcharon y comenzaron a caernos encima con las primeras agresiones: desahucios indiscriminados, las estafas de las preferentes, una reforma laboral que expulsa del mercado a trabajadores y trabajadoras con una indemnización de calderilla y a otros, ni les deja entrar; con el expolio a la educación pública, con el atraco al sistema público de salud, con el recorte de los subsidios… (No sigo, la historia de la miserable actuación de los últimos meses es de sobra conocida por todos, es nuestra historia).
Frente a la desvergüenza, el esfuerzo de la ciudadanía por sobrevivir y defender derechos que creíamos consolidados y este gobierno pretende dejar en migajas. La solidaridad sale a flote de manera espontánea y, junto a ella, una organización social y política desconocida. Ni siquiera durante el final de la dictadura franquista y los años de la Transición, estuvo tanta gente movilizada.
El 15-M no sólo no ha desaparecido, como proclaman políticos y periodistas que no pisan la calle y continúan escribiendo y hablando al ritmo de los argumentarios que diariamente envían los decadentes partidos mayoritarios, sino que se ha multiplicado a ritmo casi exponencial. Las asambleas están presentes y en incesante actividad en todos los barrios de las grandes ciudades, extendidas por numerosos pueblos de todas las Comunidades Autónomas; las mareas se han especializado en los problemas sectoriales y van ganando batallas judiciales, sacando las vergüenzas de las administraciones, los responsables políticos y sus funcionarios al hacer los informes de ahorro que debían haber presentado ellos antes de tomar medidas de recorte sin explicaciones ni “memorias económicas”. Desde los bomberos hasta los cerrajeros que desobedecen para no ser cómplices de los desahucios pasando por los jubilados yayoflautas, la juventud emigrante que se manifiesta bajo el eslogan “No nos vamos, nos echan”; el profesorado, las madres y padres de alumnos, la universidad, el personal sanitario, el funcionariado, la administración de justicia en todos sus estamentos, los farmacéuticos, el tercer sector, los investigadores, las ONG`s, los asistentes sociales, el mundo de la cultura, los afectados por los ERES, la subida de las tasas judiciales o el desmantelamiento de las ayudas a la dependencia… hasta parte del ejército, que ha convocado una manifestación para el próximo 27 de abril frente al Ministerio de Defensa.
Ante tanto perroflauta y en un país donde se sufre un desahucio cada 15 minutos, el gobierno solo ofrece violencia: policial, económica (con multas por ejercer el derecho a la protesta imposibles de pagar para la mayoría) y verbal.
Empezando por el presidente Rajoy que asegura que los escraches son “profundamente antidemocráticos” (el mismo presidente que atenta contra la esencia misma de la democracia cuando dice y repite que no ha cumplido su programa electoral pero ha hecho lo que tenía que hacer), pasando por la riada de dirigentes del PP y sus voceros que asocian a los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca con el entorno de ETA y llegando al ejercicio explícito de la amenaza del ex diputado popular y hasta ayer miembro del partido, Sigfrid Soria, anunciando a través de twitter que si algún perroflauta le llegar a acosar por la calle, a intimidar o a agredir, “la hostia que se lleva ni se la va a creer”.
Una violencia verbal que por mucho que ejerzan, no va a ocultar que la mentira es el instrumento de trabajo del gobierno, el silencio su estrategia habitual y la represión el único arma que conoce frente a la protesta. Hay tres iconos de esta destrucción sistemática de nuestro sistema político: el presidente Rajoy compareciendo ante la ciudadanía a través de una pantalla de plasma sin aceptar preguntas, el Congreso de los Diputados vallado y los informativos de los últimos meses en los que todos los días podemos ver gente desfilando por los juzgados acusados de robar millones de euros que nadie sabe dónde están y familias humildes arrastradas por el suelo para sacarlas de su casa.
Como dejó dicho Gary Wills, “el radicalismo de ayer se convierte en el sentido común de hoy”. Ya pueden reforzar las vallas del Congreso, ya puede el presidente Jesús Posada expulsar a los invitados de las tribunas, ya pueden imponer a la ciudadanía, por decreto ley reforzado con multas y porras policiales sin identificación, órdenes de alejamiento de los políticos, que los problemas continúan sin resolverse y a la gente nos va la vida en ello.
La hostia se la van a llevar quienes aún no se han dado cuenta de que, como decía Victoria Sau, “el poder resultante de un abuso de poder, nunca es para siempre”.
Quizá lo seguiremos llamando democracia pero lo que resulte de este proceso de desobediencia y toma de conciencia de la ciudadanía, no se parecerá a lo estamos soportando. Y una de las primeras cuestiones a aclarar es a qué llamamos violencia.

La rana encantada

La rana encantada


principe rana Hace muchos, muchos años vivía una princesa a quien le encantaban los objetos de oro. Su juguete preferido era una bola de oro macizo. En los días calurosos, le gustaba sentarse junto a un viejo pozo para jugar con ella. Cierto día, la bola se le cayó en el pozo. Tan profundo era éste que la princesa no alcanzaba a ver el fondo.
- ¡Ay, qué tristeza! La he perdido – se lamentó la princesa, y comenzó a llorar.princessa-rana
De repente, la princesa escuchó una voz.
- ¿Qué te pasa, hermosa niña? ¿Por qué lloras?
La princesa miró por todas partes, pero no vio a nadie.
- Aquí abajo – dijo la voz.
La princesa mirando hacia abajo, vio una rana que salía del agua.
- Ah, ranita -dijo la princesa- estoy triste porque mi bola de oro cayó en el pozo.
- Yo la podo sacar -dijo la rana- pero tendrías que darme algo a cambio.
- ¿Qué te parecen mi perlas y mis joyas? ¿O quizás mi corona de oro?
- ¿Y qué hago yo con una corona? -dijo la rana- Pero te ayudaré a encontrar la bola si me prometes ser mi mejor amiga.
- Iría a cenar a tu castillo, y me quedaría a pasar la noche de vez en cuando -propuso la rana.
Aunque la princesa pensaba que aquello eran tonterías de la rana, accedió a ser su mejor amiga.
La rana se metió en el pozo y salió con la bola de oro en la boca.
La rana dejó la bola de oro a los pies de la princesa. Ella la recogió rápidamente y, sin dar las gracias, se fue corriendo al castillo.
- ¡Espera! – dijo la rana- ¡No puedo correr tan rápido!
Pero la princesa no hizo caso. Al día siguiente, cuando estaba cenando con la familia real, escuchó un ruido extraño en la puerta del comedor. Luego, escuchó una voz que dijo:
- Princesa, abre la puerta.
Llena de curiosidad, la princesa se levantó a abrir. Sin embargo, al ver a la rana toda mojada, cerró la puerta. El rey comprendió que algo extraño estaba pasando.
- ¿Algún gigante vino a buscarte? – pregunto el rey.
- Es sólo una rana – contestó ella.
- ¿Y qué quiere esa rana? – preguntó el rey.
Mientras la princesa le explicaba todo a su padre, la rana seguía llamando en la puerta.
- Déjame entrar, princesa – suplicó la rana – ¿Ya no recuerdas tu promesa?
- Hija, si hiciste una promesa, debes cumplirla – dijo el rey – Déjala entrar.
De mala gana, la princesa abrió la puerta. La rana la siguió hasta la mesa y dijo:
- Súbeme a la silla, junto a ti.
- Pero, ¿qué te has creído?
En ese momento, el rey miró con severidad a su hija y ella tuvo que acceder. Como la silla no era lo suficientemente alta, la rana le pidió a la princesa que la subiera a la mesa. Una vez allí, la rana dijo:
- Acércame tu plato, para comer contigo.
La princesa le acercó el plato, pero a ella se le quitó por completo el apetito. Una vez que la rana se sintió satisfecha dijo:
- Estoy cansada. Llévame a dormir a tu habitación.
La idea de compartir su habitación con aquella rana le resultaba tan desagradable a la princesa que se echó a llorar. El rey  dijo:
- Llévala a tu habitación. No está bien darle la espalda a alguien que te prestó su ayuda en un momento de necesidad.
1174882438_f La princesa obedeció, recogiendo a  la rana lentamente, sólo con dos dedos. Cuando llegó a su habitación, la puso en un rincón. Al poco tiempo, la rana saltó hasta el lado de la cama.
- Yo también estoy cansada – dijo la rana- Súbeme a la cama por favor.
De mala gana, no tuvo más remedio que subir  la rana a la cama y acomodarla en las mullidas almohadas.
Cuando la niña se metió en la cama, comprobó sorprendida que la rana sollozaba en silencio.
- ¿Qué te pasa ahora? – preguntó.
- Yo simplemente deseaba que fueras mi amiga – contestó la rana – Pero es natural que tú nada quieres saber de mí. Creo que lo mejor será que regrese al pozo.
Estas palabras ablandaron el corazón de la princesa, se sentó en la cama.
- No llores. Seré tu amiga -  dijo en un tono dulce
Para demostrar que era sincera, la princesa le dio un beso de buenas noches.
¡De inmediato, la rana se convirtió en un apuesto príncipe! La princesa estaba tan sorprendida como complacida.
La princesa y el príncipe iniciaron una hermosa amistad. Al cabo de unos años, se casaron y fueron muy felices.
¿Os imagináis con esta pieza a la princesa y al príncipe jugando por los jardines de palacio?

República no es democracia

República no es democracia

Sobre el papel, España hoy es ya una república. Podería decrise que es una república “con bicho” (es decir, que hay que mantener a una familia parasitaria), pero una república al fin y al cabo. Este “bicho” no es más que uno más de los que pertenecen a la élite política y económica, para los cuales casi nunca se aplican las leyes del Estado. Este hecho deteriora uno de los rasgos básicos de una república: la igualdad ante la ley. Pero no los demás: elección periódica de gobernantes, división de poderes, imperio de la ley, derechos civiles. Algunos de éstos también están deteriorados hoy en día, como la separación de poderes o los derechos civiles. Pero, como pasa con la igualdad ante la ley, seguirían casi igual de mal cambiando un rey por un Jefe de Estado. Aunque éste sería un paso positivo para acercarse a la república ideal, sólo sería uno más, y no el más importante, pues el Rey hoy tiene poco poder comparado con otros “poderes” ajenos a los principios y normas republicanas, como son las empresas bancarias o los grandes inversores.
Las repúblicas se crearon buscando acabar con las tiranías (poder absoluto del rey y la Iglesia). Como en España se considera que fue durante la II República cuando más explícitamente se intentó disminuir este poder tirano, a la vez que la población observa reminiscencias (algunas simbólicas) de este poder, pedir una “III República” se considera algo de izquierdas. Sin embargo, en países donde estas reminiscencias no están o no son evidentes, el concepto de república no tiene ninguna connotación de avance social, sino incluso lo contrario, pues república sigue entendiéndose en su acepción original: gobierno de las élites o de los “mejores”.
Es lógico que muchas personas quieran hoy una “república de verdad” para que se cumplan al menos los rasgos básicos de arriba. Pero aunque se cumplieran a rajatabla, nunca sería una democracia, precisamente porque, aunque se respetaran más derechos, seguiría siendo central la “elección periódica de gobernantes”. Sí, las elecciones, aunque parezca mentira, son algo opuesto a la democracia, si entendemos ésta como el poder ejercido por el pueblo. O al menos así lo fue durante más de 22 siglos.
Desde Platón, que elaboró las categorías básicas, a los diálogos entre los fundadores de la República Estadounidense en el siglo XVIII (pasando por Cicerón en la época romana, Maquiavelo en el Renacimiento, etc.) se daba por hecho, con bastante lógica, que elegir por votación no era democrático, pues para ser electo se necesitan unos apoyos y recursos que no tiene cualquiera. Y que, una vez en el poder, el elegido pasa a formar parte de una élite minoritaria (si no lo era ya), con poder para blindarse e incrementar sus privilegios. Aquí ya no es el pueblo el que gobierna. Esta situación se ve incrementada hoy en día con la enorme concentración, influencia y globalización del poder económico. Para Aristóteles, el Gobierno electo por sufragio es sinónimo de Aristocracia u Oligarquía (poder de unos pocos), nunca Democracia (poder del pueblo o de “los muchos”). Para que fuera democracia, o se incluía a todos los ciudadanos afectados en la toma de decisión, o bien se debía usar el sorteo, el principal medio de selección de gobernantes en la Atenas de Pericles (cuando se fundó la idea de democracia).
Pero a partir de las revoluciones norteamericana y francesa y con el auge del liberalismo en el siglo XIX, se va equiparando artificialmente “República” con “Democracia”. Más concretamente con “Democracia Liberal” que en su definición es lo mismo que la República más un pequeño matiz: respeto sagrado a la propiedad privada. Éste es el sistema que tenemos hoy: Una república con ingrediente extra de propiedad privada (ingrediente básico, por cierto, para destruir la propia república al blindar al poder económico, al que no se aplica ni división, ni control, ni elección, ni derechos civiles ni gaitas, consiguiendo así que crezca hasta gobernar más que los propios poderes ejecutivo, legislativo y judicial). Así es como se ha acabado pervirtiendo absolutamente el término democracia, algo parecido a lo que hacen hoy los neoliberales con “libertad”, al equipararla a “libertad de mercado”, que es casi lo opuesto, pues quien no tiene dinero en el mercado no tiene libertad.
Por este motivo, durante todo el siglo XIX y el XX, a los que proponían un sistema democrático desde diferentes doctrinas se les ha llamado “libertarios”, “comuneros” “anabaptistas”, “anarquistas”, “radicales”, “utópicos”, etc., porque la palabra democracia ya estaba “cogida” por los republicanos liberales. De la misma manera, al “absorber” el concepto de democracia al de república, esta última queda vacía de contenido. Para “llenar” este hueco, en muchos lugares como España, el concepto de república queda reducido, una vez más de forma artificial, únicamente a la antítesis de la monarquía.
No es hasta mediados y finales del siglo XX que algunos teóricos de la izquierda se dan cuenta de la “jugada” e intentan reapropiarse poco a poco del verdadero significado de democracia. Es entonces cuando se inventan los conceptos “democracia participativa” y “democracia directa” (los adjetivos deberían ser redundantes, pero ya no se puede hacer otra cosa). Al mismo tiempo, en el plano práctico, se empiezan a popularizar prácticas ya conocidas como el referéndum vinculante, la Iniciativa Legislativa Popular o la votación directa de medidas, y se experimentan otras nuevas como los Presupuestos Participativos, consejos vecinales (en Latinoamérica en los 90, tras experimentar duramente lo que pasa al juntar neoliberalismo y república), dinámicas asamblearias, cámaras de ciudadanos elegidos por sorteo, etc.  La idea es sencilla aunque la forma de llevarla a cabo sea variada y compleja: que el poder político y la responsabilidad que implica, siempre que sea posible y con los mecanismos que haga falta, sea delegado a la población, en vez de concentrarlo en el Estado o el Capital.
En este sentido, también se recuerda que el poder no sólo es político. En el plano económico, se vuelve a apreciar en las últimas décadas el valor democrático de las cooperativas, la recuperación de fábricas y de tierras, autogestión de espacios, y más recientemente gestión comunitaria de recursos (huertos, energía, salud, educación…). En el plano cultural y simbólico surgen ateneos, revistas, corrientes transformadoras de arte y literatura, etc.
Muchos de los principios republicanos no dejan de ser útiles (como los derechos civiles, separación de poderes, etc.) para debilitar el poder de la élite y prevenir la tiranía. Pero es útil entender la trampa de la “elección periódica de gobernantes”, para poder ir más allá y avanzar (si se quiere) hacia mecanismos realmente democráticos.

La UD Las Palmas, incómoda frente a un rival plomizo y sin efectividad en ataque, se para ante el Hércules CF (0-0)

Un reloj sin manecillas

14.04.2013 | 00:58
Un reloj sin manecillas
 
Ante cada oportunidad para dar un paso al frente, justo en cada momento que parece propicio para avanzar en la clasificación y aspirar a todo -incluido el ascenso directo a Primera División-, la Unión Deportiva Las Palmas se para como un reloj sin manecillas. Ocurrió hace dos semanas, cuando el Guadalajara asaltó el Estadio de Gran Canaria (0-1) y ayer sucedió algo similar con el paso por Siete Palmas del Hércules CF, un rival de corte plomizo y espíritu peleón que, en el empeño por acelerar el paso y huir de la amenaza del descenso a Segunda B, arañó un empate (0-0).
El tropiezo de la UD Las Palmas, el segundo consecutivo como local, al menos debe aclararle el panorama. De aquí al final de Liga, durante las próximas ocho jornadas, ya sabe cómo se las gastan los adversarios que se juegan el pellejo en la categoría y, por lo visto hasta ahora -basta con repasar la cita de ayer o el duelo ante el Guadalajara-, ese tipo de pulsos, ante cualquier equipo metido en apuros, no le sientan nada bien.
Cómodo en partidos disputados sin reservas, frente a rivales descarados y de corte ofensivo que dejan espacios para la carrera y la imaginación, la UD Las Palmas nada como pez en el agua. Pero si el envite requiere paciencia para desarmar la resistencia del contrincante y una batería de recursos para desarticular defensas pobladas por gente y números, el asunto se suele poner muy feo para el conjunto de Sergio Lobera.
El Hércules CF, con la lección bien aprendida después de 33 jornadas de Liga, conocedor de todos los puntos fuertes y de todos los puntos débiles de la UD Las Palmas, planteó un encuentro lleno de trampas, un juego de enredos en el que siempre quedó atrapado el conjunto amarillo. A partir del orden, de corte tenaz y estructura cuadriculada, el equipo entrenado por Quique Hernández fue capaz de cortar el ritmo de juego local tras el pitido inicial.
En esa tarea, la de frenar el ímpetu local, colaboró involuntariamente el árbitro, Pedro Sureda Cuenca. Lesionado en la rodilla derecha desde el minuto cinco, tras tropezar con Thievy, el empeño del colegiado balear por seguir sobre el césped condicionó el primer tramo del partido. Hasta el minuto 25, momento en el que finalmente decidió ceder el testigo al cuarto árbitro -el tinerfeño Pablo Fernández Brito-, Sureda Cuenca interrumpió hasta tres veces el juego para ser atendido por los servicios médicos de ambos equipos, acciones que en total detuvieron el tiempo de juego durante siete largos y desesperantes minutos.
Sin ritmo, sin tensión competitiva ni continuidad, el partido transcurrió entre la confusión más absoluta. El primer aviso del Hércules CF quedó registrado 32 segundos después del comienzo del encuentro. Una combinación del cuadro blanquiazul por la banda derecha, zona por la que avanzó Redondo, llegó hasta la frontal del área -tras amagar Portillo con el chut para luego dejar pasar la pelota- a las botas de Braulio. El delantero majorero, lanzado y lleno de balón, golpeó con todo para poner a prueba a Mariano Barbosa, que respondió con nota al desviar el esférico a córner.
La puesta en escena del Hércules CF quedó en eso, en mera apariencia. Tras ese aviso, replegó las velas para esperar a la UD Las Palmas alrededor de Falcón, su guardameta. Sin ningún tipo de complejo o remordimiento, cedió la pelota a la UD Las Palmas, apretó las líneas y no dejó espacios entre la defensa y la portería.
Momo, fuera del once
El plan del Hércules CF levantó un desafío enorme que la UD Las Palmas no interpretó de manera correcta ni supo vencer. Incómoda siempre, tanto por la aspereza de la atmósfera provocada por el rival como por la falta de fluidez en el juego impuesta por la lesión del árbitro, el conjunto amarillo consumió la primera media hora de juego sin saber muy bien qué hacer.
En ese tramo de encuentro, tal vez por oficio, tal vez por conocer el negocio desde hace unos cuantos años, Tato fue el futbolista de la UD Las Palmas más vertical, una cualidad que ayer se antojaba indispensable para hacer frente a la resistencia del Hércules CF. Con Chrisantus como pareja de ataque de Thievy, el futbolista murciano fue el elegido por Sergio Lobera para sustituir a Momo en el extremo derecho. Desde allí, en el minuto 19, se inventó la primera jugada a través de la cual el equipo amarillo se acercó al área visitante.
Descubierto por Tato el camino para hincar el diente al Hércules CF, con el desborde individual, la perpendicularidad y los desmarques por las bandas como base fundamental de un abecé tan particular, la UD Las Palmas se empeñó en elegir el camino equivocado. Empeñada en abrirse paso por el carril del centro, por donde más tráfico había, ya sea a través de la combinación o el juego directo, el ataque local facilitó el trabajo a la defensa del cuadro alicantino.
Previsible, con movimientos torpes, en una sala de máquinas donde pesan los problemas físicos que merman el juego de Nauzet Alemán pese a la proyección de futbolista grande que luce Hernán, la UD Las Palmas sólo merodeó la portería del Hércules CF en momentos puntuales, a impulsos, casi siempre por aventuras individuales y muy pocas veces por acciones colectivas, en las que todas las piezas amarillas dispuestas por Sergio Lobera sobre el tablero se movieran al mismo son.
Antes del descanso, tramo del envite al que se llegó tras un descuento de ocho minutos, el Hércules merodeó por última vez el área de Barbosa. Tras un pase de Portillo, Eldin exigió un paradón del guardameta argentino, que se presenta al tramo final de la temporada en un momento dulce.
Si en la primera mitad el Hércules CF dejó bien claro que daba por bueno el empate inicial, en el segundo acto el propósito visitante se acentuó a lo bestia. Quique Hernández ordenó que dos líneas de jugadores acamparan en la frontal del área, por donde tres futbolistas blanquiazules caían como lobos sobre cualquier jugador amarillo que se acercara por la zona con el balón en los pies.
Pese a la resistencia de tono industrial del Hércules, la UD Las Palmas gozó de ocasiones para ganar. La tuvo Chrisantus en el minuto 55, pero solo ante Falcón erró el tiro cuando lo más fácil era pasar a Vitolo. Casi un cuarto de horas después (min. 69), Thievy estrelló el balón en el palo tras una jugada espléndida, en la que Hernán sacó la pelota con rapidez y Momo encontró el desmarque de Tato que, con un taconazo, habilitó al delantero francés para tirar a puerta.
Nada de eso fue suficiente para evitar el traspié de la UD Las Palmas, que ya sabe lo que le espera en los dos últimos meses de competición. Ahora ni valen los cálculos, ni los antecedentes, ni nada. Aquí ya no hay perdón.

Berenjenas rellenas de arroz

Berenjenas rellenas de arroz

Descubre las saludables y sabrosas propiedades para el organismo que aporta esta hortaliza
Berenjenas rellenas de arroz. Archivo
Berenjenas rellenas de arroz. Archivo
Una de las hortalizas más completas y originales que podemos encontrar es la berenjena, una fuente de beneficios para nuestro organismo a pesar de haber estado considerada durante años como una verdura tóxica.
Modo de preparación
Se pica la cebolla menuda y se pone a freír lentamente en una sartén junto con el ajo picado. Se pelan y limpian los tomates, se parten en trozos y se añaden a la cebolla cuando ya esté pasada. Se deja freír todo despacio, poniéndole un poco de sal.
Mientras, se cuece el arroz en agua caliente y sal. Las berenjenas se pelan y se parten por el medio, de arriba abajo, dándoles unos cortes por la mitad con objeto de poder abrirlas luego más fácilmente. Se fríen y a continuación se escurren bien, se vacían para poder rellenarlas y se colocan en un plato.
La carne de las berenjenas se aplasta con un tenedor en una fuente, se le añade el arroz cocido y algo más de la mitad de la salsa que tenemos preparada con el tomate y la cebolla, rectificando de sal si fuese necesario. Con esta mezcla se rellenan las berenjenas, se rebozan en pan rallado y se van colocando en una fuente de horno con unas gotas de aceite.
Por último, se riegan con otro poco de aceite de freírlas y se ponen a gratinar en el horno. El resto de la salsa que ha quedado se pasa por un pasapurés fino y se coloca muy caliente en la fuente, alrededor de las berenjenas, en el momento de servirlas.
Ingredientes para 4 personas
4 berenjenas, 40 g de arroz, 1 cebolla, 1/2 kg de tomates, 1 diente de ajo, pan rallado, aceite y sal.
Berenjenas, sabrosas y saludables para el organismo
Las cosas han cambiado y nos hemos dado cuenta de las ventajas que la berenjena tiene para nuestra salud. Además de ser un alimento muy sabroso es un amigo de nuestro organismo, pues nos aporta muchos nutrientes necesarios con un aporte muy bajo en calorías.
Una de las principales singularidades de este vegetal es su color morado, un tono que la berenjena adopta debido a su alto contenido en antocianinas, un antioxidante que protege a nuestro organismo frente al cáncer.
Es por esto que es recomendable cocinarla con la piel. Es un alimento muy rico en fibra que se encarga de depurar nuestro organismo. Es muy efectiva para reducir el colesterol, y es que absorbe como una esponja elcolesterol de los alimentos que se toman junto a ella. Además, gracias a su alto contenido en agua, la fibra actúa para tener un tránsito intestinal adecuado, y con ello eliminar toxinas del organismo.
La berenjena es un alimento rico en hierro y magnesio. Estos minerales se encuentran en tan altas cantidades, que una berenjena grande nos aporta hasta un 15% de la cantidad diaria recomendada de estos minerales. Es por esto que es un buen aliado para fortalecer las defensas y prevenir la anemia, así como para mejorar el funcionamiento de los músculos y el corazón.
A todo esto hay que sumar su bajo aporte calórico. Es un alimento que está compuesto principalmente de agua, por lo que su concentración de calorías es escasa. Esto hace de la berenjena un alimento ideal en dietas de adelgazamiento o de control de peso.
Su preparación es sencilla, pues se puede servir de diferentes maneras: asada, cocida, al vapor, a la parrilla... Aunque se pueden combinar con otros alimentos como el huevo, pues las podemos preparar en tortilla... Eso sí, nunca deben comerse crudas, pues contienen sustancias tóxicas que se eliminan al calentarlas.


Beneficios de la berenjena

  • 1. Posee muy pocas calorías (17 calorías cada 100 gramos) por su elevado contenido de agua, por lo que es un vegetal ideal para incluir en cualquier dieta para bajar o controlar el peso.
  • 2. Mejora la circulación.
  • 3. Tiene propiedades antioxidantes, ya que contiene vitamina E, antocianina, un antioxidante que se encuentra en la piel de la berenjena y protege al organismo de algunos tipos de cáncer y enfermedades cardíacas (por lo cual es recomendable comerla con piel) y ácidos fenólicos.
  • 4. Tiene un alto contenido de potasio y algo de sodio, importantes para el sistema nervioso y cardiovascular.
  • 5. Por su alto contenido de agua es un muy buen diurético.
  • 6. La fibra de la berenjena contribuye depurar el organismo, a bajar los niveles de azúcar en sangre (tan necesario para las personas con diabetes, por lo cual es un alimento muy adecuado para diabéticos), favorece la eliminación del colesterol, ya que absorbe las grasas de los alimentos que se comen con ella y que circulan por el intestino favoreciendo además la eliminación de las toxinas del organismo y regulado el tránsito intestinal.
  • 7. Aporta un alto contenido de ácido fólico, muy importante para las embarazadas durante los primeros meses de gestación.
  • 8. Su contenido en hidratos de carbono es escaso y en fibra alto, por lo cual resulta un vegetal muy indicado para las personas que tienen diabetes.
  • 9. Estimula el funcionamiento de la bilis, siendo muy efectivo su consumo en casos de insuficiencia hepática, por ejemplo.
  • 10. Es un vegetal muy rico en magnesio y hierro, una berenjena grande puede aportar hasta el 15% de la cantidad de éstos que se recomienda consumir diariamente. Por ello, es ideal para prevenir la anemia, aumentar y mejorar las defensas así como el funcionamiento cardíaco y muscular.
  • 11. Su pulpa machacada, posee propiedades curativas y balsámicas para las quemaduras solares así como para calmar el dolor causado por enfermedades reumáticas.

domingo, 7 de abril de 2013

El gol de Thievy, en el último suspiro del partido, impide a la Ponferradina meterse en puestos de play off

El gol de Thievy, en el último suspiro del partido, impide a la Ponferradina meterse en puestos de play off

inicioEl fútbol muchas veces es injusto y en esta ocasión la Ponferradina fue quien la sufrió.fin   

FICHA TÉCNICA

SD Ponferradina: Roberto Santamaría, Javier Carpio, Samuel, Alán Baró, Nano, Jonathan Ruiz, Juande, Acorán, Ander Lafuente, Máyor y Yuri

UD Las Palmas: Barbosa, Pignol, Deivid, Murillo, Dani Castellano, Momo (Chisantus, min. 46), Hernán, Nauzet Alemán (Andy Pando, min. 84),Víctor Machín, Tato (J. Castellano, min. 81) y Thievy.

Árbitro: Pablo González Fuertes, del Colegio Asturiano. Mostró tarjetas a amarillas a los locales, Acorán, Yuri, Javier Carpio y Jonathan Ruiz, así como a los visitantes, Murillo y Thievy.

Goles: 0-10. Thievy, min. 89.

Estadio: El Toralín. 7.000 espectadores.

Incidencias: Antes de dar comienzo el partido se guardó un minuto de silencio por los fallecimientos del doctor Gabriel Tato, ex médico de la SD Ponferradina, y por el villafranquino Quini. También Marcos Díez, a través de la megafonía, pidió un fuerte aplauso para el presidente de la SD Ponferradina, José Fernández Nieto, por su cumpleaños, al igual que queremos hacerlo a través de El Bierzo Digital

M. Lorenzo/Farach García

El famoso dicho de que el que mucho perdona lo termina pagando, se cumplió ayer en El Toralín, dado que la Ponferradina, que dispuso de claras ocasiones para decantar el partido a su favor, vio como en el último suspiro del partido se le marcharon tres puntos tras el tanto logrado por Thievy, y con ello la oportunidad de haberse colocado en puestos de play off. De momento sigue en el séptimo puesto de la tabla, pero esa posición puede perderla si el Córdoba gana este domingo al Guadalajara en el Pedro Escarpín, además de separarle más del equipo canario, siendo ahora 5 los puntos que la UD Las Palmas saca al conjunto blanquiazul. El tanto de Thievy cayó como un jarro de agua fría a los aficionados, pues veían como la ilusión que se habían hecho durante toda la semana, se venía abajo.
Es cierto que se perdió el partido, pero la imagen que dio el conjunto de Claudio Barragán fue muy buena, máxime al jugar contra un equipo del potencial de Las Palmas, equipo éste que si bien gozó de menos ocasiones que la Deportiva, demostró los motivos por lo que se encuentra en el sexto puesto de la clasificación. El encuentro fue muy abierto, y de esos que hacen afición, ya que tanto los blanquiazules, como los canarios, sabían lo mucho que se jugaban, los deportivistas para colocarse en la sexta posición, si lograba la victoria, y los isleños para asentarse con más tranquilidad en puestos de play off. Esa derrota no debe influir en el ánimo de los jugadores blanquiazules, pues quedan todavía 9 partidos por disputar, y por lo tanto 27 puntos en juego, motivo por lo que la Ponferradina no ha dicho todavía la última palabra.
La fortuna no estaba en la soleada tarde con los de Claudio Barragán, ya que a los 12 minutos el cancerbero Barbosa estuvo a punto de perder el balón ante el acoso de Máyor, si bien consiguió con apuros despejar el balón, al igual que seis minutos después Ander Lafuente al cabecear el gran pase de Máyor, que obligó a Barbosa a enviar a córner. El primer peligro del cuadro visitante llegaría a los 21 minutos donde Thievy gozó de una buena ocasión, si bien el balón se iría fuera.

A los 23 minutos el máximo goleador del equipo, Yuri, con todo a su favor, remató a las manos de Barbosa cuando ya se cantaba el gol en las gradas. Casi a renglón seguido el colegiado anuló un tanto al equipo visitante por claro fuera de juego. Probaría fortuna a los 26 minutos Acorán desde lejos, pero el balón se fue alto. Cinco minutos después gran jugada blanquiazul que termina con pase de Máyor sobre Ander Lafuente, pero el pequeño jugador hizo lucirse a Barbosa (la figura del partido) al enviar su remate a la esquina. El partido no tenía tregua y a los 37 minutos Yuri obliga a Barbosa a despejar su fuerte disparo, yendo el balón sobre Máyor que desbarataría Barbosa al enviar a córner una vez más.
A los 8 minutos de la reanudación Thievy siembra el pánico en las gradas, si bien su remate se fue al lateral de la red. La Ponferradina buscaba afanosamente el gol que le diera ventaja en el marcador, y bien pudo hacerlo a los 56 minutos tras saque de esquina botado por Jonathan Ruiz, pero el cabezazo de Samuel se fue fuera por poco, cuando ya se cantaba también el gol en las gradas. Dos minutos después llegaría una jugada muy discutida al no señalar el colegiado un posible penalti sobre Acorán, pero el árbitro asturiano no lo estimó como tal, costándole además al tinerfeño tarjeta amarilla que le impedirá jugar la próxima jornada en Córdoba.
Con un remate de Yuri que se va fuera, y dos de Chisantus, así como el tanto de Thievy, termina este gran partido entre la decepción de los aficionados que salieron de El Toralín pensando en esa victoria que pudo llegar, pero estaba visto que no era la tarde de la Ponferradina. El próximo domingo, a las 12:00 horas, la Ponferradina se enfrentará en El Arcángel al Córdoba CF, donde el conjunto blanquiazul tratará de resarcirse de esta derrota.