El jet lag social es un síndrome que engorda
El desajuste entre reloj biológico y reloj social
nos hace más propensos a fumar, comer en exceso, y al consumo de
cafeína y alcohol
Por: Adriana Boccalon @aboccalon
¿Ganando unos kilitos nada deseados en los últimos tiempos? Pendiente pues porque podrías estar siendo víctima del ´jet lag social´, el más moderno síndrome global recientemente asociado a la epidemia del sobrepeso y la obesidad.
Para ir aclarando un poco este asunto, digamos que el término en cuestión está relacionado a la falta de sincronización entre el reloj biológico,
ese que nos alerta sobre la hora de activarnos en la mañana e irnos a
la cama en la noche, y el horario para realizar las tareas cotidianas.
Este desajuste no solamente causa una fatigosa somnolencia durante la obligada faena diurna, sino que además nos hace más propensos a fumar, comer en exceso, y al consumo de cafeína y alcohol. Al menos así lo concluye un estudio realizado durante 10 años por Till Roenneberg, docente/investigador de la Universidad de Munich, en Alemania.
Dice que
“hemos identificado un síndrome que hasta ahora nadie había reconocido
en la sociedad moderna, el Jet Lag Social, ocasionado por el desajuste entre el reloj fisiológico y el reloj social”.
En el primero se expresa el organismo, y en el segundo hablan los
jefes, y es justamente ese desacuerdo el que nos priva de las necesarias
horas de sueño de manera crónica y con todas sus consecuencias.
Para minimizar
los efectos negativos del Jet Lag Social no podemos sentarnos a esperar
que en el mundo cambien los horarios de trabajos y escuelas. En este
sentido, Till Roenneberg recomienda más bien procurar exponernos a la
luz del día aunque sea sentándonos cerca de una ventana, y en la medida
de lo posible realizar rutinas de ejercicios al aire libre.
Concluye
señalando que “si necesitamos la alarma de un reloj para despertar es
porque no hemos dormido suficiente, y dormir bien no es una pérdida de
tiempo sino una garantía de mayor rendimiento laboral, escolar, disfrute
con familiares y amigos, y una figura más estilizada”.
Los madrugadores son más felices
Los resultados
de otro estudio realizado en la Universidad de Toronto, Canadá, señalan
que quienes tienden a acostarse y a levantarse temprano no solamente
duermen mejor y están más alerta durante el día, sino que además
disfrutan de un sistema inmunológico más fuerte y son más felices que
quienes se trasnochan por gusto o por oficio.
Este sondeo liderado por la investigadora Renee Biss concluye que la gente diurna es mucho más feliz que la vespertina y la nocturna,
especialmente en el caso de los llamados adultos jóvenes. Para llegar a
esta conclusión se estudiaron dos poblaciones distintas. Un grupo de
435 personas entre 17 y 38 años, y otro de 297 de 59 a 79 años.
Los hallazgos muestran que hacia los 60 años las personas prefieren las mañanas
y, en contraste, el 7% de los adultos jóvenes se catalogó de
madrugador. Solamente un 7% de ancianos mencionó que todavía acostumbra
trasnochar.
En cuanto a la
relación de este comportamiento con el estado anímico, la investigadora
encontró que los adultos mayores manifestaron emociones mucho más
positivas que los jóvenes, y en este sentido señala que “madrugar está asociado con una mayor felicidad en ambos grupos de edad, y en términos generales las personas diurnas son mucho más saludables”.
El fascinante reloj biológico
¿Eres de los
que despierta cada mañana antes de que suene el despertador? Pues tu
reloj biológico funciona a la perfección porque es capaz de poner en
marcha un conjunto de funciones fisiológicas que le dicen al cuerpo que ha llegado la hora de ponerse en pie.
Según los
científicos del Instituto Salk de Estudios Biológicos, en Estados
Unidos, la clave de esta capacidad orgánica reside en un componente del
reloj biológico. Se trata de una proteína llamada JARID1a,
recién descubierta, que le permitirá a la ciencia entender mejor tanto
el insomnio como el mecanismo que nos activa de nuevo al amanecer.
Satchindananda Panda, coautor del estudio, mencionó la proteína PERIOD como la responsable de activar el sueño nocturno por
la disminución de sus niveles que baja la presión arterial, reduce el
ritmo cardíaco y disminuye los procesos mentales, mientras que la JARID1a funciona como el interruptor que nos enciende con el amanecer de un nuevo día.
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