sábado, 7 de septiembre de 2013

Los amigos caben en un carrito de bicicleta

Los amigos caben en un carrito de bicicleta

Era el año 1995… estaba con algunos compañeros de clase, en el bar de la facultad de ciencias de la Universitat Autònoma de Barcelona, jugando a la “Butifarra” y filosofando sobre la vida. Entre baza y baza, salió el tema de la amistad y del mal uso que se le suele dar a esta palabra... Recuerdo que fue Lluís quien me pidió mi opinión, le dije que era un tema complejo y prefería ordenar mis ideas frente a un folio. Escribí unas líneas, a modo de ensayo, que titulé “Las Relaciones Humanas” y, al día siguiente, le entregué una copia manuscrita.
Bar de la facultat de ciències de la U.A.B.
Hoy, 17 años después, me ha hecho gracia volver a leer ese texto y ver la forma jerárquica como lo redacté… se nota la influencia de mis estudios y mi pasión por la sistemática… se nota que me dejé llevar por mi faceta más racional y científica. Escribiendo una verdadera clasificación (si se me permite, casi taxonómica) para este tipo de relaciones…
De momento no digo más, os dejo con la transcripción original del escrito:
Las Relaciones Humanas
Las personas somos, generalmente, animales sociales que nos gusta relacionarnos entre nosotros. Es importante plantearnos alguna vez cuál es nuestro papel hacia los demás. Con este escrito intentaré dar mi particular opinión sobre como es mi relación hacia el resto de personas del mundo.
Nuestra relación hacia el resto de humanos la podemos separar en dos grandes grupos: los NO CONOCIDOS y los CONOCIDOS:

1.- Los NO CONOCIDOS los podemos subdividir en: desconocidos y no reconocidos:

  • Los desconocidos son la gran masa de personas de la Tierra que desconocemos su existencia, ya que nunca hemos visto u oído hablar de ellos.
  • Los no reconocidos son personas que desconocemos su existencia pero, sin embargo, a pesar de haberlo olvidado, en un pasado tuvimos un contacto poco o algo importante. Por ejemplo aquella monitora que tuvimos en aquellas convivencias, 30 años atrás…

2.- Los CONOCIDOS, es el grupo de humanos que, como mínimo, conocemos de vista u oída. En este caso, podemos subdividirlos en 5 tipos: simples conocidos, compañeros, pseudoamigos, amigos y amados:

  • Los simples conocidos son personas que conocemos su existencia. Este conocimiento podrá ser más o menos importante. Distinguimos 2 subtipos: en primer lugar tenemos los idolatrados, estos son personas que podemos conocer muy bien su vida (por ejemplo la de un famoso) pero él a nosotros desconocernos completamente. Por otro lado tenemos los saludados, en este caso son esas personas las cuales el reconocimiento puede ser mutuo, pudiendo incluso coincidir en determinados lugares de forma más o menos habitual (por ejemplo, cada mañana, en la parada del autobús), pero no existir entre ambas ningún otro tipo de relación.
  • Los compañeros son el grupo de personas con las que ya mantenemos algún tipo de relación conjunta, por ejemplo: de trabajo, de estudio, deportiva, política, etc.
  • Los pseudoamigos (colegas, amiguetes, etc.) pueden ser también compañeros pero, con ellos ya compartimos los momentos de ocio y recreo (como ir al teatro, de bares, a un concierto, a bailar...).
  • El amigo es la persona con quien mantenemos una relación de amistad… la amistad es un sentimiento difícil de explicar y fácilmente confundible por otros más banales... La amistad pienso que se aproximaría a: compartirlo todo sin esperar nada a cambio, prever lo que necesita tu amigo (y avanzarse para solucionarlo) y, sobretodo, a quedarse a su lado en sus peores momentos.
  • Por último tenemos al amado. Este es el amigo que hemos aprendido a amar... Es la persona que sentimos el súmmum de todos los sentimientos humanos: ¡el amor! Si ya era difícil explicar lo que era la amistad, más difícil es definir el amor. Con la persona que nos hemos enamorado, deberíamos tener la misma relación que con un amigo: pero más estrecha, más intensa, más íntima…

Las relaciones humanas son complejas: el amado, como se ha dicho, primero que nada debería ser nuestro amigo. Un  amigo, a su vez, puede ser pseudoamigo o compañero. Obviamente mucha gente le dice amigo a personas que no pasarían de pseudoamigos, compañeros o, incluso, simples conocidos... como siempre, se puede hacer una mala interpretación de los sentimientos. Me hace mucha gracia aquellas personas que proclaman y presumen que tienen “muchos amigos”... ¿seguro que lo son?
Tener simples conocidos es normal si vivimos en sociedad; tener compañeros o pseudoamigos también es una cuestión relativamente fácil si nos relacionamos… pero tener un verdadero amigo es ya más difícil (los podemos contar con los dedos de la mano). Evidentemente, conocer realmente a la persona amada, es tarea muy difícil…
Las relaciones familiares se pueden englobar en cualquiera de los tipos de esta clasificación: los parientes pueden ser amigos, simples conocidos... o, incluso, desconocidos si son lejanos.
Esta reflexión quiere poner sobre la mesa todas las relaciones que tenemos hacia el prójimo. Si conocemos que tipo de relación podemos tener con el resto de personas, sabremos valorar, como se merecen, las verdaderas y sinceras amistades.
Humbert Sanz i Vaqué, marzo de 1995
Pues bien, a día de hoy, a pesar que las definiciones que utilicé en el texto podrían ser (más o menos) correctas, la lectura general del escrito me ha parecido demasiado encorsetada y simplista… Tampoco me acaba de convencer el término “relaciones humanas”, casi prefiero definirlas como: “relaciones sociales”.
  
Torre de manos… queriendo simbolizar las relaciones sociales
Pero, ¿cómo son estas relaciones sociales? Cada persona es un mundo y, cada cual, siente sus relaciones hacia los demás como buenamente puede… Sería como intentar explicar como experimentamos cada uno de nosotros la alegría o la tristeza… Lo importante, de verdad, es poder llegar a entender y respetar como sienten los demás.
Otro error es querer etiquetar a las personas que nos rodean: “¡Esta persona es amigo, esta no!”. En la vida, quien menos te lo esperas, aparece entre la multitud (como el Cirineo) para ayudar a cargar con nuestra pesada cruz…  en cambio, personas con quien realmente confiabas, van a desaparecer cuando estés al suelo derrotado… 
Jesús y el Cirineo, de Tiziano Vecellio. Museo del Prado (Madrid)
Por eso, a pesar de lo complejo que pueden parecen las relaciones sociales, todo es mucho más sencillo: Hemos de vivir el día a día de forma positiva, disfrutando de todo y de todos los que nos rodean, intentar hacer siempre el bien (sin ninguna distinción), ser agradecidos hasta con el más mínimo detalle y… de esta forma, entenderemos el gozo de eso que llamamos convivir.
Os voy a poner un ejemplo que sintetiza esto que estoy contando:
Como sabéis, uno de mis hobbies es restaurar bicicletas, por otra parte, ya desde pequeño, siempre tuve la ilusión de tener un carrito de esos para ser arrastrados por un ciclo (como el de Pancho, en la serie televisiva Verano Azul). Pero estos remolques nuevos son caros… y más, considerando el poco uso que yo, hoy por hoy, le podría dar. ¡Vaya!, que sería tan solo un simple capricho que, en estos tiempos tan malos económicamente hablando… no podría, ni tan siquiera, llegarme a figurar.
Pues bien, a principios de este año, me regalaron un ruinoso y oxidado carrito para bici. En seguida comencé a pensar como restaurarlo… hice cuentas y la restauración era inviable ya que, debido a su pésimo estado, los gastos que generarían la mano de obra de especialistas y los materiales usados, sumarían más que comprar otro nuevo… ¿Fin de la historia? ¡No! Al saber mis intenciones, mucha gente de mi alrededor, se volcaron para ayudarme. ¡Todos de forma desinteresada!, todos quisieron subirse a este carro, para hacer juntos realidad mi anhelado y pertinaz sueño.
Restauración de un carrito para bicicletas y... agradecimientos
En primer lugar, quisiera dar las gracias a la familia Rodríguez Portillo por regalarme el carrito viejo y, con él, la ilusión de poder darle otra oportunidad a ese denostado remolque. Quiero agradecerles, públicamente, su hospitalidad… porqué siempre nos hacen sentir (a mi mujer y a mí) uno más de la familia cuando vamos a su finca del barranc de la Vall del Pastor.
  
Estado decrépito en que se encontraba el carrito cuando se me entregó
Bueno, lo primero que hice fue desmontarlo: saqué una cadena que venía colocada en la parte trasera del remolque (y que substituía una barra de hierro travesera perdida antaño), desarmé la pesada y podrida caja de madera y, por último, descarté las inaprovechables ruedas (con la llanta totalmente descantillada y abierta). Ya, con sólo el chasis del carrito, me fijé que los tubos: estaban muy oxidados, con abolladuras y con los orificios de los extremos sin sellar… pero podría salvarlos, excepto la barra inferior trasera, que estaba doblada y en muy mal estado (como se ve en la anterior foto).
Tocaba buscar 2 barras de hierro (de igual diámetro que las del chasis) para substituir la doblada en mal estado y la travesera perdida. Fue el pintor y escultor Toni Camarasa (www.tonicamarasa.net) quien me dio estos dos tubos: encontrados entre el material de reciclaje que utiliza para la creación de sus obras.

Escultura con hierros reciclados del artista Toni Camarasa
El siguiente paso era soldar las barras al chasis… Aquí entro en escena mi amigo Santi Diaz (gran conocedor y amante del bricolage). Cordialmente, me invitó a su casa un sábado por la mañana… después de desayunar una buena parrillada, se puso manos a la obra: primero cortó con la radial el tubo viejo a substituir, luego cortó a medida las 2 barras a restituir y, por último, las soldó en el sitio correspondiente del remolque.
  
Santi soldando las dos nuevas barras traveseras al chasis del carrito
Hasta ese día, todavía no sabía si ponerle al carrito una caja nueva o sólo una base (para así aligerarle peso). Santi me solucionó esa duda: buscó por su almacén y encontró dos retales de plancha de acero galvanizado. No tan sólo me los regaló que, encima, los cortó a medida con la radial y los soldó fuertemente, como base para el remolque.
  
Planchas de acero galvanizado soldadas (vista desde abajo del remolque)
Con el trabajo impagable del bueno de Santi, mi carrito ya empezaba a tener forma... Ahora tocaba tapar las aberturas de los extremos de los tubos y cubrir las pequeñas abolladuras de su superficie. Para ello me asesoró otro artista: Jordi Pascual Morant (www.pascualmorant.com). Jordi, especialista con trabajos con resina de poliéster, me regaló un frasco de masilla fina de poliéster para coches y un tubo de pasta BPO (compuesta por peróxido de dibenzoílo). Con estos 2 componentes, pude amasar la masilla para cubrir y tapar todas las imperfecciones del chasis. 
Masilla aplicada a las pequeñas abolladuras y a los extremos abiertos de los tubos
Una vez terminado el enmasillado, era momento para hacerle al carrito las perforaciones que necesitaría para ponerle, posteriormente, algunos de sus accesorios…Con mi taladro eléctrico y una broca para metal del número 5, hice cuatro agujeros para la colocación de los 2 catadióptricos triangulares traseros. Después, con una broca para metal del número 13, realicé un orificio en la plancha para poder pasar el tornillo de un caballete plegable.
Agujero del 13  practicado en la plancha, para la colocación de un caballete plegable
Llegó el momento para dejar el chasis a punto para el pintado. En primer lugar, con una lima para hierro, alisé todos los salientes y rebabas de los tubos. Después, usando más el tacto que la vista, me enfrasqué sobre el óxido y los sobrantes de la masilla, con un papel de lija fino (de 150) . 
Tubos lijados y salientes limados: todo preparado para la imprimación
Para pintar el remolque me dejé ayudar por una empresa puntera en el sector y referencia en todo el país en aplicaciones industriales y decorativas: Aplindec, S.L. (www.aplindec.com). Su gerente, Emmanuel Gordo, me asesoró como debía tratar la superficie, así como pintarla de forma correcta en posterioridad. A parte de esta valiosa información, me dejó desinteresadamente un pote de imprimación y otro de esmalte metálico.
Ya en mi taller, extendí en las barras de hierro y sobre la plancha de acero galvanizado, una capa de la “Imprimación multiuso para superficies de difícil adherencia”. Para hacerlo, utilicé un pincel fino para los tubos y un rodillo pequeño para la plancha. 
Imprimación aplicada a los tubos y a la plancha de acero galvanizada
Tocaba pintar el remolquito... Para ello utilicé el pote de “Esmalte metálico antioxidante (gris forja) sin necesidad de imprimación” que también me cedió la empresa Aplindec. Otra vez utilicé un pincel para pintar los tubos y un rodillo pequeño para la chapa. Le apliqué 2 capas.
Aplicación del esmalte gris forja al cuerpo del remolque
Acabadas las tareas de pintor, me lancé con el montaje de los accesorios. Lo primero era encontrarle unas ruedas nuevas… para ello, aproveché las de una vieja bicicleta de montaña infantil. ¡Eran perfectas! Su tamaño (20x1,75), mucho mayor que el original, se ajustaba, perfectamente, al hueco dejado por los tirantes del remolque. Su llanta de aluminio, le ofrecía mayor ligereza al conjunto y las cubiertas, típicas de “mountain bike”, le daban una imagen renovada y más moderna al carrito.

Para que las ruedas, al ser montadas, quedaran más estéticas y simétricas, le saqué el piñón (ya que para usar en un remolque, esa pieza queda inservible). Para este proceso me ayudó, desinteresadamente Iván, mecánico de bicicletas de Fàbregues.

Rueda trasera de la mountain bike infantil, con el piñón extraído
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En una bicicleta, el ancho de los ejes de la rueda delantera y trasera son diferentes: el eje trasero es más largo, precisamente, para poder llevar montado el piñón... en cambio, en un remolque, el espacio para la colocación de las ruedas suele tener la misma separación. En mi carrito, esta distancia coincide con la del eje mayor de mis ruedas. Así pues, para igualar la distancia más corta del eje de mi rueda delantera, respecto la trasera, le coloqué bien ajustadas, a cada lado de este eje corto, 2 tuercas para darle así el grosor necesario. Los anteriores propietarios no debieron tener en cuenta estas diferencias y, al apretar las tuercas de la rueda del eje menor, doblaron y deformaron considerablemente el tirante derecho del remolque. Para enderezarlo (con sumo cuidado) utilicé el gato mecánico de mi coche, accionándolo lentamente hasta conseguir dejar perfectamente enderezado dicho tirante.
Enderezando el tirante derecho del remolque (con el gato mecánico del coche)
A parte de las ruedas, como podemos ver en la siguiente imagen, necesité algunos pocos accesorios más para el montaje del carrito: los dispositivos ópticos, las piezas para el enganche y un caballete plegable (del tipo pata de cabra) pensado para dejar nivelado el remolque, al desengancharle la bici:
  
Todos los accesorios utilizados para el montaje del remolque
La mayoría de estos accesorios los tenía en el “cajón de sastre” de mi taller: las 2 ruedas, los 2 catadióptricos delanteros (blancos), una de las 2 luces traseras rojas (de tipo led), el caballete plegable, las correas de amarre y el enganche para la tija del sillín de la bici “tractora”. Por cierto, mi enganche (con palometa), es un artilugio que encontré tirado en una cuneta, desconozco su función real pero a mi me ha ido de maravilla, siendo una pieza estable, segura y de fácil ensamble.

Detalle del enganche situado en la tija del sillín de mi bici plegable
Así pues, sólo tuve que comprar (y este ha sido el único gasto de la restauración del remolque): otra luz de tipo led trasera (igual que la que tenía), los catadióptricos laterales (amarillos) para los radios de las ruedas y los triangulares traseros (rojos) con sus 4 tornillos métricos. Total... unos 10 euros que, finalmente, han sido un regalo de Marga, mi mujer, que se ha negado (tozudamente) a que yo pagara nada de la restauración… J
Pues bien, a continuación, podéis ver diferentes fotos del antes y después de la restauración (clickad para ampliarlas):


Hacer realidad este remolque para bicis, hacer realidad aquel sueño de mi niñez... es un ejemplo gráfico de lo que os he querido explicar en este escrito.

Dejémonos de complicaciones y estereotipos: ¡Disfrutemos la vida!, disfrutemos de la gente que nos rodea, disfrutemos de este preciso instante… Dejemos siempre abierto nuestro pequeño carro, para que todos (bien apretados) podamos subir en él y compartir el camino tortuoso de la vida.
  
Remolque enganchado, caballete plegado… preparado para la carga… ¡para partir!
Gracias a todos los que estáis a mi lado en estos tiempos complicados… gracias por ayudarme… ¡gracias por vuestra amistad!

Futbol de Mesa

1.- Futbolín

Para empezar, si preguntara al público en general sobre algún juego de mesa que recree un partido de fútbol, la mayoría de la gente respondería: el Futbolín.
Futbolín de la marca catalana Excalibur
Se juega con 2 equipos, cada uno, con once muñecos unidos a 4 barras móviles. La distribución (en su modalidad catalana) es, de izquierda a derecha: 1 portero en la primera barra, 3 muñecos en la defensa, 3 centrocampistas y 4 delanteros en la barra más a la derecha. Se trata, básicamente, de un juego de habilidad.
 
Siempre que nos reunimos los colegas en algun bar o local que tenga un futbolín de monedas acabamos liados en un animado torneo entre pique y risas... Hace poco me regalaron un mini futbolín de madera de 2 barras por jugador. Es muy ràpido, adictivo y se obtiene un buen control de la pelota.

Futbolín (de 2 barras)


2.- Subbuteo

Otro fútbol de mesa muy conocido es el Subbuteo (podeis consultar sus reglas en el siguiente blog: http://reglassubbuteo.blogspot.com/). Se juega sobre un campo de ropa especial con 2 equipos de once jugadores cada uno. Los muñequitos son del tipo tentetieso y se desplazan empujandolos con los dedos. Es un juego de técnica y habilidad.
Cuando yo era pequeño me quedé con las ganas de tener un Subbuteo. Hace un tiempo me pude comprar uno original y "vintage"...
Subbuteo

3.- Fútbol con Chapas

Otra modalidad de futbol de mesa, es el jugado con Chapas. Podeis visitar una web barcelonesa que habla sobre él: http://www.futbolchapasbarcelona.com/futbolchapas.php.

Las reglas son similares a las del Subbuteo... También se juega con 2 equipos, cada uno con 10 chapas (de tipo refresco o botellín) como jugadores de campo y un tapón de rosca de refresco de 2 litros, para el portero.
Futbol con chapas
De pequeño jugué relativamente poco con chapas, recuerdo algún partido sobre las baldosas del colegio... Aunque se juega con campos y porterías preparados específicamente, también se puede jugar con los del Subbuteo.
Posición típica de ataque-defensa (con el portero levantado)

4.- Fútbol con Botones

Pues bien, os quiero presentar el juego de mesa que más jugué de pequeño (llegando a hacer incluso torneos en el colegio): se trata del Fútbol con Botones.

Este juego, cayó en mi olvido desde que acabé la EGB y me fui a un nuevo instituto... y no fue hasta hará cosa de un año, que mirando por Internet descubrí casualmente l’Associació Catalana de Futbol amb Botons. Teneis visita obligada en su web: http://www.futbolbotons.com/. ¿Quién mejor que su presidente, el señor Marc Besora, para explicarnos este juego?, lo hace en un reportaje en el Planeta Axel del canal Gol Televisión:

Me puse en contacto con la asociación y me hicieron sentir como en casa desde el primer momento: Me asesoraron y pulieron todos los errores que tenía heredados de este juego. También les pude comprar 2 equipos completos y me explicaron cómo prepararme un campo de juego: que por razones de espacio lo tuve que hacer en una escala aproximada de 2:3.
Futbol con botones

Este juego, como un día me dijeron, es de concentración como el ajedrez y de habilidad y técnica como el billar.

5.- Futbolín de Muelles

Otro juego que tuve de pequeño y me fascinaba, era un futbolín que podríamos denominar de Muelles. Supongo que mi juego original se debió perder, hace un tiempo lo quise recuperar y, buscando por todas partes, encontré uno y lo pude volver a adquirir.
Futbolín de muelles
En este caso, cada equipo dispone de 10 jugadores de campo y un portero móvil mediante una palanca. Estos jugadores van montados sobre muelles (de aquí el nombre del juego) y, antes de que comience el encuentro, los distribuimos (según nuestra estrategia) en unos huecos que hay dispuestos en el campo. Si nos fijamos, alrededor de cada muñequito, hay una pequeña depresión del terreno de juego: esto provoca que la pelota siempre se pare a los pies de algún jugador de campo o dentro de las porterías.
Se trata de un juego de habilidad muy interesante, ya que al tirar del muelle, nos permite apuntar con precisión: la dirección y la fuerza aplicada a la pelotita... haciendo así buenos pases o disparos a puerta.

Disparando a puerta (basculando el muñequito)

6.- Fútbol Dado

Seguramente, el siguiente, fue el primer futbol de mesa que jugué (o al menos el  que tuve en propiedad). Se trata de jugar a futbol sobre un tablero con fichas y dados. Genéricamente podríamos llamarlo Fútbol Dado. (Podeis consultar las reglas, en este mismo blog, en el posterior artículo titulado: Futbol de Tablero y Dados; n.d.a).

Futbol dado

7.- Juego de Fútbol Magnético

Para ir acabando, querría citar ahora dos juegos de futbol de mesa portátiles que todavía conservo. El primero lo regalaba, hace unos años, el diario Sport. Se trata de un juego magnético montado sobre la carcasa de protección de un CD. Lo podríamos definir como Juego de Fútbol Magnético.
Aunque se juega con dados, no tiene nada que ver con el juego de Fútbol Dado que antes he hablado. En este caso, los jugadores de los 2 equipos están dibujados sobre el campo y lo que se trata es de ir tirando el dado y sumando los valores que vamos obteniendo: Según si este número es par o impar, podremos seguir atacando y moviendo el balón (la ficha imán de color amarillo) o perderemos el turno debiendo cederlo a nuestro rival... Es un juego típicamente de azar.
Juego de Fútbol Magnético (Sport)
8.- Minifutbolín de Obstáculos

El último juego que os quiero comentar es una pequeña joya que conservo de cuando era muy pequeño. Se trata del típico juego infantil de guiar una bolita metálica, evitando determinados obstáculos, hasta alcanzar una determinada meta. Pues bien, en este caso los obstáculos son los jugadores y la meta, obviamente, es la portería rival... Aunque no tiene ningún nombre comercial, lo podríamos llamar Minifutbolín de Obstáculos.
Minifutbolín de Obstáculos
Es un juego de habilidad y precisión, con unas dimensiones menores que las de un paquete de cigarrillos. Se juega, moviendo la bolita evitando los agujeros (jugadores): Si cae en un de tu equipo, sacas la bolita (con una palmadita en la base del juguete) y continuas el ataque, si en cambio cae en uno de los equipo rival , le tendrás que ceder el turno a tu compañero de juego.
Espero que os haya gustado! No dudeis en escribir vuestros comentarios, dudas o sugerencias...

La Paradoja del Reloj

La Paradoja del Reloj

El surrealista Salvador Dalí, trató con frecuencia en su obra el tema de los “relojes blandos”. En La persistencia de la memoria (1931), obra clásica del autor, expuesta en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de New York, se representan varios de estos relojes. Con ellos, Dalí, parecía dar a entender que doblando y desfigurando los instrumentos de medición del tiempo, se pudiera escapar así de su incesable transcurso… Del tiempo y relojes quiero hablar en esta ocasión.

Admirando "La persistencia de la memoria" de Dalí . MoMA de Nueva York
 
Siendo yo estudiante universitario, me encontraba frente a unos “distraídos” apuntes de geotectónica en la biblioteca de mi facultad… era ya una hora tardía y mi mente estaba cansada por el esfuerzo de los exámenes y febril -casi demente, diría yo- por las ingentes cantidades de cafeína ingerida y la falta de sueño acumulada. Levanté la cabeza y mis desenfocados ojos vislumbraron que el reloj analógico de la biblioteca seguía parado (hacía ya unos días que no funcionaba). Pensé: “Que inútil es tener, colgado de la pared, un reloj parado…”, anhelado, me lo quedé mirando unos instantes, dándome cuenta que, después de todo, no era tan inservible... Me puse a divagar al respecto (de paso así, me olvidaba un rato de la “sin par” geotectónica…) y después de razonar con algunos ejemplos me di cuenta que me encontraba frente una verdadera paradoja.

La llamé La Paradoja del Reloj y dice lo siguiente: "Cuando mayor sea la precisión de un reloj, con menor precisión nos dará la hora".

Harold Lloyd colgado de un reloj, en el film “El hombre mosca” (Safety Last) (1923)

Teoría de la Relatividad aparte… para los mortales, el tiempo es una magnitud física uniforme y constante: es como un tren que avanza por una única vía, siempre a la misma velocidad y sin paradas en su recorrido. Los sabios de la antigüedad hicieron sus mediciones y acotaron el tiempo a partir del movimiento de la Tierra respecto al Sol (año) y respecto su propio eje (día). Se inventó el reloj, como instrumento de medición temporal, cada vez buscando una mayor precisión de estos: horas, minutos, segundos y todas las fracciones de segundo que podamos imaginar.

Reloj dando la hora de nuestro PC

Un grupo de científicos de la Universidad de Colorado han desarrollado el reloj más preciso del mundo: Si miramos el artículo de Telegraph.co.uk, observamos que este reloj funciona teniendo en cuenta como referente las vibraciones naturales de los átomos. Las órbitas constantes de sus electrones, marcan su paso como si fuera un péndulo de exactísima precisión, haciendo que este reloj sólo se atrase un segundo cada 300 millones de años.

Pero volvamos al reloj de la Biblioteca de Ciencias de la Universitat Autònoma de Barcelona. Sus quietas manecillas marcaban la hora que al infeliz aparato se le acabaron las pilas... Se paró el reloj, ¡pero no lo hizo el tiempo! Por tanto, ese reloj detenido seguía dando la hora -¡con precisión absoluta!- 2 instantes al día... Si miramos la siguiente figura, tenemos el ejemplo de un reloj parado a las 10 horas (de la mañana o de la noche), 11 minutos y, aproximadamente, 40 segundos… después de 24 horas, la posición detenida de las agujas de este viejo reloj habrán coincidido 2 veces con la hora real del tiempo.

Reloj parado en un instante concreto

Según este planteamiento, podríamos añadirle a un reloj más manecillas y así obtener más instantes de precisión temporal... Si nos fijamos con el poema visual El Rellotge, del maestro barcelonés Joan Brossa, vemos que se trata de un reloj con tres pares de agujas detenidas. En este caso, durante un día entero, obtendríamos 18 posibilidades de precisión del tiempo (9 por cada docena horaria).

Poesía visual “El Reloj”, de Joan Brossa

Poemas a parte… para entender La Paradoja del Reloj, primero hemos de recordar que el tiempo es siempre constante y con una velocidad uniforme de 24 horas (exactas) al día. Pero los relojes, como cualquier otro instrumento de medición humano, siempre tienen un cierto desfase, aunque sea mínimo, es decir, en el caso de los relojes: se atrasan o se adelantan…

Representación del "Tiempo" observando el desfase de un reloj

Supongamos que tenemos un reloj que en este preciso instante sus manecillas coinciden con la hora real del tiempo, pero que se adelanta un poco: al llevar más velocidad el reloj que el propio tiempo, cada vez el aparato se irá adelantando más y se irá alejando de la hora temporal... pero también, poco a poco, se irá acercando de nuevo, “por atrás”, a la hora real del tiempo, hasta volver a coincidir con ella. Así pues, cuando más rápido vaya un reloj, más rápido giraran sus manecillas y más rápido volverán a “atrapar” a la hora real del tiempo. Por el contrario, si un reloj se adelanta poco, más tardará a coincidir con esta hora exacta.

De manera parecida le pasa a un reloj si se atrasa. En este caso, el tiempo llevará una velocidad (relativa) mayor que el propio reloj y tarde o temprano volverá a “atrapar” a sus lentas agujas. El retraso de un reloj puede ser de tan solo unas ínfimas fracciones de segundos, hasta quedar literalmente parado (matemáticamente se podría seguir aumentando el retraso si las agujas comenzaran a funcionar en sentido antihorario…). Al igual que antes, cuando más se atrase el reloj, más rápido (relativamente) correrá el tiempo y más rápido volverán a coincidir las agujas del lento aparato con la hora real del tiempo.

Miremos unos ejemplos... Todos los casos son para un típico reloj de 12 números horarios:

• Un reloj parado (o lo que es lo mismo: con un atraso de 24 horas al día), como se ha visto, nos dará 2 veces al día la hora exacta.
• Un reloj con un retraso de 12 horas al día, nos dará 1 vez al día la hora exacta.
• Si se atrasa de 1 hora al día, tardará 12 días para darnos la hora exacta.
• Si tenemos un reloj que se atrasa 1 minuto al día, tardará 720 días para volvernos a dar la hora exacta.

Como vemos, cuando menor sea el atraso de un reloj (o lo que es lo mismo: mayor sea su precisión), mayor serán los días que necesitará para volver a coincidir con la hora real del tiempo... En el caso del reloj atómico (el que sólo se atrasa 1 segundo cada 300 millones de años) tardará 4.730.400.000.000.000 días para darnos la hora exacta.

¿Y para el caso de un teórico reloj con precisión absoluta (es decir, un reloj con exacta velocidad a la del propio tiempo)?, podríamos pensar: “aquí se rompe este planteamiento… ya que este reloj nos dará el tiempo exacto siempre”. Pues no... a pesar de que este reloj tiene una precisión absoluta, tiene un problema: nunca lo podremos poner a hora con precisión absoluta (ya que será imposible afinarlo hasta la última infinitésima de segundo). Por tanto, este teórico reloj irá a exacta velocidad que el tiempo pero a deshora (aunque sea ínfimamente), por tanto: nunca nos dará ningún instante real.

Vayamos ahora aumentando la velocidad del reloj respecto a la del tiempo (es decir: adelantémoslo):

• Un reloj que se avance 1 hora al día, nos dará la hora exacta cada 12 días.
• Un reloj que se adelante 1 día al día, nos dará 2 veces al día la hora exacta.
• Un reloj que se adelante 10 días al día, en un día nos habrá dado 20 veces la hora correcta.
• Si un reloj se adelanta 1000 días al día, coincidirá 2000 veces al día con instantes temporales…

En el caso extremo de un reloj que avanzase a velocidad infinita, en un día nos daría infinitas horas reales… es decir, a cada instante, nos estaría dando la hora exacta (ya que las estaría dando todas en cada momento). La velocidad infinita de sus agujas las haría invisibles a nuestros ojos, pareciendo un reloj sin manecillas: aparentemente, un reloj que no da ninguna hora, pero que las está dando todas realmente… ¡un Reloj Perfecto!

El Reloj Perfecto

En conclusión: cuanta más precisión tenga un reloj, menos coincidencias horarias este nos va a dar. Como hemos visto, un reloj con precisión absoluta respecto al tiempo, nunca nos dará la hora exacta. En cambio cuanto más se adelante (o se atrase) menos tardará en darnos instantes temporales reales. Curiosamente, el “Reloj Perfecto” es el más impreciso de todos (ya que se adelanta infinitamente respecto al tiempo) pero, debido a esto, nos está dando a cada instante, todas las horas posibles… entre ellas, ¡la real!

El otro día se me acercó una de esas personas “esclavas” del tiempo, esas que parece que se sienten desnudas si salen de su casa sin un reloj… con velada angustia me preguntó: “Perdón, ¿me podría dar la hora exacta?”. Sin inmutarme demasiado, observé con atención la esfera sin manecillas de mi Reloj Perfecto y sin prisas le contesté: “Exactamente no la sé, y… en realidad, nunca la vamos a poder saber. Sólo sé que este instante es la hora que es… ahora”.

Fotografía de mi Reloj Perfecto de muñeca
  
Busquemos calidad y no cantidad… ¡vivamos mejor nuestra vida!, esta vida que tenemos inevitablemente sujeta al implacable paso del tiempo… para que no sea el infinito tiempo quien sujete, sin remisión, nuestras propias vidas… finitas.

Juegos de Billar

Juegos de Billar

Hace unos años me compré un billar americano (denominado "pool" por los anglosajones) de la marca Sportcraft. Cuando lo adquirí, tan sólo conocía la modalidad española del Bola 8, después de un tiempo buscando información sobre el tema, comprobé que había una infinidad de juegos de billar y variantes. En este post citaré los 5 juegos que más me gustan y 3 adaptaciones que he creado de otras modalidades de billar ("no americano") para poder ser jugadas en una mesa de “pool”.

Los dibujos y fotos que se exponen en este documento son propiedad de "Las Piedras de la Ágora", si deseáis compartirlos poneros en contacto conmigo.
Material de juego

En primer lugar necesitaremos una mesa de billar americano.

Si miramos la siguiente figura, observamos que este tipo de mesas enmoquetadas presentan 6 agujeros o troneras. También podemos ver que las diferentes secciones de la mesa tienen sus propias denominaciones. Para facilitar la correcta delimitación de estas zonas, las mesas de billar traen unas marcas, llamadas diamantes, dispuestas regularmente y pintadas en sus contornos.

Figura 1.- Nomenclatura de las diferentes partes de una mesa de “pool”

A parte de la mesa, para poder jugar a billar americano, necesitaremos:
  • 15 bolas de "pool": 7 lisas (numeradas del 1 al 7), 7 rayadas (numeradas del 9 al 15) y la negra (la bola 8)
  • 1 bola blanca (o “cue ball”),
  • 1 taco por jugador
  • 1 triangulo (o “rack”)
  • Tiza para el taco
  • Cepillo para el enmoquetado
  • Pizarrín (o similar) para anotaciones.
JUEGOS DE BILLAR AMERICANO
Para los 5 juegos de “pool” que se proponen en el primer apartado de este artículo, la colocación inicial de las bolas sobre la mesa será como se muestra en la siguiente imagen:

Figura 2.- Colocación inicial del conjunto de bolas para los 5 juegos propuestos
Como podemos ver, pondremos las bolas dentro del "rack" ordenadas como se determine en cada juego, con la bola del vértice del triángulo más próximo a nosotros situada encima del punto de pié y el lado del triángulo (opuesto a este vértice) paralelo a la banda corta de fondo.
Para ejecutar el tiro de apertura, se suele situar la bola blanca sobre el punto de cabeza, aunque esta se puede colocar donde queramos, dentro de la zona de cabaña de la mesa.
Para determinar quien comienza la partida, generalmente se decide por punteo sobre la banda, es decir: cada jugador lanzará una bola distinta (por ejemplo la blanca y la amarilla) desde la línea de cabeza, hacia la banda corta de fondo para que rebote en ella: gana quien aproxime más su bola a la banda corta de saque.

1.- Billar Básico
El Billar Básico, también conocido como Bola 8 Libre, es una modalidad del llamado Pool Continuo. Se trata del juego de billar más simple de los cinco que os presentaré.

Se juega con las 15 bolas de “pool” (sin diferenciarlas) y la blanca.

El objetivo es entronar 8 de las 15 bolas, no importando cual sea la bola metida: lisa, rayada o negra.

La colocación de las bolas dentro del “rack” es al azar (al considerarse todas iguales).

Figura 3.- Distribución "al azar" de las bolas, para el juego del Billar Básico

Se juega por turnos, apuntando a la bola que más nos interese: si se entrona, se continúa jugando. Si tocamos bola, pero no la embocamos, se cede el turno al contrincante.

Se comete falta si no se toca ninguna bola y/o si se mete la blanca en alguna tronera. En caso de falta, el oponente podrá tomar la “cue ball” y ponerla donde más le interese del tablero (lo que se conoce como bola en mano). Si en una jugada entronamos una bola, pero también metemos la blanca, se considerará falta y deberemos devolver en el punto de pié la bola entronada.
2.- Bola 8
El Bola 8 es, seguramente, el juego de billar americano más conocido, existiendo multitud de reglamentos y variantes.

Se juega con las 15 bolas de “pool” (diferenciándolas como rayadas, lisas y la negra) y la “cue ball”.

El objetivo del juego es embocar el grupo de siete bolas que nos hayan correspondido (lisas o rayadas) y, finalmente, la negra.

Para la colocación de las bolas dentro del triangulo, simplemente hemos de poner la negra en el centro y una lisa y una rayada en los vértices más alejados. El resto de bolas se puede situar al azar… aunque a mí me gusta que el conjunto quede compensado y situar las bolas (y sus complementarias) en simetría respecto la línea larga de la mesa:

Figura 4.- Ejemplo de distribución inicial de las bolas en el juego del Bola 8

Si en el tiro de apertura se embolsa una bola (sea lisa o rayada), el lanzador continuará con este grupo de bolas el resto de partida. Si mete una bola de cada tipo, podrá escoger la que más le convenga. Si introduce múltiples bolas, continuará con el tipo que haya introducido más. Si en el tiro de apertura se introduciera la bola negra, el lanzador ganará automáticamente la partida. Por otra parte, si en el primer lanzamiento no se mete ninguna bola o se comete falta: la mesa seguirá abierta hasta que algún jugador entrone una bola legalmente.

Se considera falta en el tiro de apertura:
  1. No tocar ninguna bola.
  2. Introducir la bola blanca en una tronera.
  3. Que al menos 3 bolas no toquen alguna de las bandas de la mesa.
En caso de cometer  falta en el tiro de apertura, el oponente podrá decidir si recolocar las bolas de nuevo en el "rack" y comenzar de nuevo o si disponer de bola en mano y continuar con la posición resultante.

Una vez hecho el tiro de apertura, en cada lanzamientose deberá anunciar qué bola se pretende introducir y en qué tronera (en tiros evidentes no es obligatorio anunciar). Si metemos la bola en la tronera anunciada, cualquier otra bola o bolas introducidas serán consideradas reglamentarias (excepto la negra y la blanca). Si introducimos la bola 8 antes de meter las 7 de nuestro grupo, perdemos automáticamente la partida (excepto en el indicado tiro de apertura). Seguiremos jugando hasta que fallemos o cometamos una falta.

Se considera falta en el Bola 8:
  1. No tocar la bola escogida al realizar el lanzamiento.
  2. Introducir la bola blanca en una tronera.
  3. Introducir la bola blanca y una de nuestras bolas (deberemos sacar nuestra bola y situarla en el punto central de la mesa).
  4. Introducir la bola blanca y una de nuestro oponente (en este caso, dejaremos la de nuestro contrincante entronada).
Tras cada falta, el siguiente jugador dispondrá de bola en mano.

Por otra parte, no se considera falta, pero es pérdida de turno:
  1. No anunciar la tronera (si en el lanzamiento se introduciera alguna de nuestras bolas, debemos sacarla y situarla en el punto central de la mesa).
  2. Introducir la bola anunciada en otra tronera diferente a la que hemos indicado (también deberemos sacarla y situarla en el punto central de la mesa).
  3. Introducir una bola de nuestro oponente (en este caso, dejaremos la de nuestro contrincante entronada).
Para ganar la partida, una vez que se encuentren embolsadas nuestras 7 bolas, deberemos introducir la bola 8 en la tronera que elijamos anteriormente al lanzamiento. Si una vez designada la tronera, tocamos la negra pero no la logramos introducir, pasará el turno a nuestro oponente. Será falta si no tocamos la bola negra o embocamos la blanca (como siempre, en caso de falta, nuestro contrincante dispondrá de bola en mano). Perderemos automáticamente la partida si metemos la bola 8 en otra buchaca diferente a la anunciada o si introducimos la bola negra y la blanca en el mismo lanzamiento.
3.- Billar Cut Throat
El Cut Throat es el único juego de billar que conozco exclusivo para tres jugadores (aunque se podrían hacer arreglos para otro número de participantes).

Se juega con las 15 bolas de “pool” (diferenciadas del 1 al 15) y la blanca.

Antes de comenzar se sortean las 15 bolas entre los 3 jugadores, de tal forma que cada participante se queda bajo su protección un grupo de 5 con números al azar que se anotan en el pizarrín junto a su nombre. Se prepara la mesa dejando los 3 grupos de bolas (A, B y C) dentro del “rack” distribuidos homogéneamente, tal como se indica en la siguiente figura:

Figura 5.- Distribución inicial de las bolas en el juego del Cut Throat Billiard

Se va jugando por turnos y mientras se vayan embocando bolas (incluso las nuestras) se continúa tirando. Si se toca pero no se entrona ninguna bola, se cede el turno al siguiente compañero.

Si no se toca ninguna bola es falta y el siguiente oponente podrá poner la “cue ball” donde quiera de la mesa. Si se entrona la bola blanca también es falta y el siguiente oponente también dispondrá de bola en mano pero, además: se colocarán sobre la mesa la última bola de cada uno de los otros contrincantes que haya “perdido” durante la partida.

Gana el jugador que logré conservar alguna bola de su grupo sobre la mesa, eliminando todas las de los demás.
4.- Bola 9
El Bola 9 es una modalidad de billar del tipo Bola Objetivo.

En este juego sólo utilizaremos las nueve primeras bolas del set de “pool” (numeradas del 1 al 9) y la blanca.

Colocaremos el triángulo estándar sobre la mesa, en la misma posición que cualquier juego de “pool” aquí descrito. Dentro del “rack”, distribuiremos las nueve bolas en forma de rombo: con la bola 9 en el centro del conjunto; la bola 1 sobre el punto de pié de la mesa y el resto de bolas como se deseé... La diagonal mayor del rombo nos deberá quedar coincidente sobre la línea larga de la mesa:

Figura 6.- Distribución inicial de las bolas en el juego del Bola 9

Para ganar la partida se debe introducir la bola 9 (la objetivo). Pero con la salvedad de que es necesario golpear siempre, en primer lugar, la bola con numeración más baja presente en la mesa. Esta obligatoriedad no impide que las otras bolas puedan ser entronadas (incluso la objetivo) si previamente se ha tocado dicha bola de menor rango.

Se producirá falta, si no se toca la bola de menor puntuación y/o si se entrona la “cue ball”… en este caso, nuestro oponente dispondrá de bola en mano. En caso de cometer falta y, a la vez, colar alguna bola: esta se dejará en la buchaca, excepto la bola 9 que se recolocará en el punto central de la mesa.
5.- Billar de Rotación
El Billar de Rotación es, sin duda alguna, mi juego de billar preferido de todos los que os presentaré.

Se utilizan las 15 bolas de “pool” (diferenciadas del 1 al 15) y la blanca.

Las bolas se colocan como se muestra en la figura adjunta: fíjense que las bolas de mayor valor están protegidas en el centro del “rack” y las de menor numeración en los contornos:

Figura 7.- Distribución inicial de las bolas en el juego del Billar de Rotación

Al igual que pasaba en el Bola 9, es obligado golpear la bola de menor puntuación presente sobre la mesa pero, en este caso, se irán sumando los puntos de las bolas que vayamos entronando.

Se producirá falta si no se toca la bola de menor puntuación y/o si se entrona la “cue ball”… disponiendo, nuestro oponente, de la opción de bola en mano. En caso de cometer falta y, a la vez, colar alguna bola: esta se recolocará en el punto central de la mesa y, evidentemente, no sumará puntos.

Gana el que logre sumar más de 60 puntos (120 es el máximo). En caso de empate a 60, ganará quien más bolas haya embocado durante la partida.
ADAPTACIONES DE JUEGOS DE BILLAR NO AMERICANO
1.- Pool de Carambolas
El Billar de Carambolas o Billar Francés fue el primer billar que se inventó. Se juega en una mesa sin troneras y de dimensiones diferentes a las del billar americano.

Si queremos jugar a carambolas con una mesa de billar americano, lo que hemos denominado como Pool de Carambolas, deberemos tapar las buchacas. Este sellado debe ser con un material suficientemente elástico pero que no dañe las troneras ni las bolas: yo utilicé una goma espuma de alta densidad (de color verde) que adapté a la forma de mi mesa. La jugabilidad, evidentemente, nunca será la misma que en una mesa específica para estos juegos, pero este hándicap es para ambos jugadores y los resultados son bastante aceptables.

Para jugar al Pool de Carambolas utilizaremos la bola amarilla (la 1), la roja (la 3) y la blanca de nuestro set de “pool”.

Para la colocación inicial, como se muestra en la siguiente foto, sobre la mesa situaremos: la bola roja en el punto de pié, la bola rival (sea la blanca o la amarilla) en el punto de cabeza y la bola que comienza la partida: sobre la línea de cabeza, a uno de los 2 lados de la bola rival y a media distancia de las marcas de los diamantes:

Figura 8.- Posición inicial para el Pool de Carambolas (con las troneras selladas)

Los jugadores tiran estratégicamente y por turnos, uno la bola amarilla y el otro la blanca.

La carambola consiste en golpear con la bola jugada a las otras dos de la mesa. La consecución de carambola da derecho a seguir tirando... en caso de no conseguirlo, pasa el turno al otro jugador.
2.- Snooker-6
Otro juego que podemos adaptar a nuestro billar americano es el Snooker o Billar Inglés. El Snooker, a pesar que se juega también en una mesa con 6 troneras, esta y el material usado para jugar son completamente diferentes. El Billar Inglés utiliza 15 bolas rojas (con 1 punto de valor cada una) y 6 bolas de diferentes colores (con valores del 2 al 7).

Para jugar a esta adaptación, como bolas de colores del snooker usaremos (precisamente) de la 2 a la 7 de nuestro set de “pool” (lisas); para las bolas rojas del billar inglés, utilizaremos de la 10 a la 15 (rayadas). Descartamos, pues, las bolas: 1, 8 y 9. Como se puede apreciar, solo se juega con 6 bolas “rojas” (en vez de 15) de aquí el nombre que le hemos puesto de Snooker-6.

La mesa se prepara como se muestra la siguiente fotografía: fíjense con las referencias de los “diamantes” para la correcta colocación de las bolas… La “cue ball” se situará dentro del imaginario semicírculo de snooker (ver figura 1, al principio del escrito).

Figura 9.- Posición inicial para el Snooker-6 (en una mesa y bolas de “pool”)

El jugador que empieza, debe introducir una bola “roja” (rayada) y posteriormente una “de color” (lisa) que él elija y que habrá de anunciar previamente. Se podrá ir jugando mientras se vayan introduciendo todas las bolas rayadas alternadas con las lisas a nuestra elección.

Cuando se acaben las rayadas, se deberán introducir las lisas en orden ascendente. Las bolas lisas se vuelven a colocar en su sitio tras ser entroneradas, hasta que no queden más bolas rayadas en la mesa, momento a partir del cual estas ya no vuelven a reponer.

La suma de la puntuación obtenida por cada jugador, según las bolas introducidas, determinará al vencedor de la partida.
3.- Carrom Pool
El Carrom o Billar Hindú, es un juego de mesa con ciertas similitudes al juego de billar de Bola 8: la mesa de "pool", para el juego del Carrom, es un tablero de madera cuadrado con 4 troneras; las bolas del billar americano (lisas o rayadas) son discos de madera blancos o negros; la bola negra es una ficha roja llamada “Reina” y la "cue ball" es un disco más grande llamado “striker” que se impulsa con los dedos. Si os interesa saber como se juega a este interesante juego, os remito a que leáis mi artículo: Carrom o billar hindú.
Para poder adaptar este juego a un billar americano (lo que hemos llamado Carrom Pool), utilizaremos 13 de las 15 bolas de nuestro equipo de “pool” (descartamos una lisa y una rayada): un jugador dispondrá de 6 bolas lisas y el otro de 6 rayadas. La bola negra será la "Reina" y la “cue ball” el “striker”.

Colocaremos las bolas en forma de círculo, con la bola negra al medio y situada sobre el punto central de la mesa. Dejaremos una bola lisa encarada al jugador que comienza. Como se puede adivinar, esta agrupación se puede montar fácilmente con el triangulo estándar:

Figura 10.- Distribución inicial de las bolas para el Carrom Pool

Se sortea quien va con lisas o rayadas, comenzando las lisas. Cada jugador deberá ponerse detrás de una de las bandas cortas de la mesa, quedando terminantemente prohibido jugar desde cualquier otra banda.

Como se aprecia en la siguiente fotografía, colocaremos la bola blanca sobre nuestra línea de tiro (línea imaginaria delimitada entre los “diamantes” más cercanos a nuestra banda de juego). Lanzamos con el taco la “cue ball” y si metemos una bola nuestra seguimos jugando: tomando de la mesa la bola blanca y volviéndola a colocar sobre nuestra línea de tiro. Si tocamos bola, pero no entronamos ninguna, tomará el turno nuestro rival. Este también tomará la bola blanca de donde esté de la mesa y la situará sobre su línea de tiro.

Figura 11.- Posición inicial para el Carrom Pool (bola blanca sobre la línea de tiro)

Cuando se ha metido, al menos una de nuestras bolas y antes de meterlas todas, ya se podrá entronar la Reina (en nuestro caso la bola negra). Si se consigue embocarla, se deberá meter otra de nuestras bolas en cualquier tronera (esto se conoce como “cubrir la Reina”), si no se consigue cubrirla, tendremos que sacar la bola negra y recolocarla de nuevo en el punto central de la mesa.

En el Carrom Pool será falta introducir la bola blanca en una tronera, en este caso, el rival dispondrá de un tiro adicional. Introducir una bola nuestra más la blanca, también se considera falta y se deberá sacar nuestra bola entronada y restituirla al centro de mesa. Si se emboca una bola nuestra y otra de nuestro oponente no es falta, pero se deberá sacar sólo nuestra bola y cederle el turno.

En este juego, a diferencia del Bola 8, tocar primero una bola rival (incluso consiguiendo después entronar una de nuestras bolas) no se considera falta. Gana quien introduce todas sus bolas y la Reina (como se ha descrito). Si se entrona la Reina legalmente, pero nuestro oponente termina antes de introducir todas sus bolas, la partida queda en tablas.

Espero que os haya gustado este artículo de billar americano. Espero vuestros comentarios, observaciones y preguntas. ¡Muchas gracias por vuestra atención!