En el reino de las serpientes, cuando una serpiente quiere llegar a ser príncipe, debe cumplir dos objetivos. El primero es haber alcanzado la mayoría de edad, y el segundo, conseguir tragar una espada de samurai.
Serpi era la serpiente más joven del reino de las serpientes, pero a la vez era de las más avispadas.
Serpi quería concursar para llegar a ser príncipe, pero le decían que era menor de edad y que no podía concursar porque era muy peligroso.
Como
todos los años, se presentaron al concurso de príncipe, muchas
serpientes jóvenes, y una a una, fueron intentando tragar la espada de
samurai, ante la atenta mirada del resto de serpientes espectadoras.
Pero, un año más, no hubo ganador.
Ciertamente era una prueba
complicada, ya que en los últimos cincuenta años no había habido ningún
príncipe nuevo, al no haber conseguido nadie tragarse la espada samurai.
Pero
Serpi, que era de las serpientes más espabiladas, usó su inteligencia
para deducir un método sencillo con el que poder tragarse la espada.
Serpi pensó para sus adentros: “Nadie ha dicho que la espada no pueda partirla antes de tragarla…”
Mientras los guardias que custodiaban la espada estaban distraídos, Serpi consiguió acceder al arma samurai y poner en práctica lo que había pensado: “Si
consigo desmontar la espada, separando el mango del acero, podré
meterla en una bolsa bien cerrada, y si además, machaco todos los bordes
afilados con una piedra, no cortará y podré tragármela“.
Y así fue como Serpi consiguió tragarse la espada, dejando boquiabiertos a todos los espectadores, y aunque no era mayor de edad, hicieron una excepción, y le concedieron el título de príncipe por su gran inteligencia.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario