El
Pueblo no quiere saber nada de política ni de participación ciudadana; cansado
de que sus opiniones y sus derechos sean ignorados; cansado de que ciertos
gobernantes se sientan depositarios del poder absoluto; cansado del
enriquecimiento ilegítimo de la mayoría de los políticos con cargos públicos;
cansado de que la clase política considere al país como un botín; cansado de
que magistrados, diputados, senadores y gobernantes en general, se asignen
dietas y aumentos generosísimos, mientras le piden a la clase trabajadora
conformarse con ingresos mínimos; cansado de que lo que es delito grave para un
humilde ciudadano no lo sea para los funcionarios públicos, como sucede con
robo y peculado sin importar la cuantía menor del primero e ilimitada del
segundo; cansado de que algunas leyes protegen a los poderosos y castigan a los
demás ciudadanos; cansado de las alianzas de los poderes político y económico
en perjuicio del país y de la ciudadanía; cansado de ver como partidos
políticos, aparentemente antagónicos en ideología, se protegen y encubren
mutuamente; cansado, en fin, de sentirse indefenso e impotente.
El
Pueblo, cansado de todo eso se pregunta: ¿entonces, qué sentido puede tener la
participación ciudadana?
Las consecuencias de esa forma de gobernar y de ser gobernados son la frustración, la desesperanza, la pérdida de los valores cívicos, la preocupación por la supervivencia individual, la falta de interés por los problemas y necesidades de la comunidad, y riesgos sociales muy grandes, etc., etc.
La participación ciudadana es esencial para asegurar no solo la limpieza de los procesos electorales sino también para que sus representantes y gobernantes, quienes llegaron a serlo porque el pueblo depositó su confianza en ellos para que: los primeros legislen con base en los intereses supremos del país y de la sociedad, y los segundos administren y regulen la convivencia ordenada, pacífica y generadora de bienestar de la ciudadanía, con base en las Leyes resultantes y no a su arbitrio personal.
Las consecuencias de esa forma de gobernar y de ser gobernados son la frustración, la desesperanza, la pérdida de los valores cívicos, la preocupación por la supervivencia individual, la falta de interés por los problemas y necesidades de la comunidad, y riesgos sociales muy grandes, etc., etc.
La participación ciudadana es esencial para asegurar no solo la limpieza de los procesos electorales sino también para que sus representantes y gobernantes, quienes llegaron a serlo porque el pueblo depositó su confianza en ellos para que: los primeros legislen con base en los intereses supremos del país y de la sociedad, y los segundos administren y regulen la convivencia ordenada, pacífica y generadora de bienestar de la ciudadanía, con base en las Leyes resultantes y no a su arbitrio personal.
Ese
encargo es un Mandato del Pueblo, no es una carta blanca. Llegar al poder por
ese Mandato no los convierte en soberanos con poder absoluto. En la Democracia,
la Soberanía reside en el Pueblo y solo en el Pueblo, los funcionarios públicos
son solo sus servidores.
Esa participación activa debe estar motivada por los más altos ideales cívicos y nunca por el interés personal. Ella es indispensable para contrarrestar los siempre presentes, pero casi nunca justificables, intereses de los políticos y de sus partidos.
Esa participación activa debe estar motivada por los más altos ideales cívicos y nunca por el interés personal. Ella es indispensable para contrarrestar los siempre presentes, pero casi nunca justificables, intereses de los políticos y de sus partidos.
No
participar significa un grave retroceso en el proceso de consolidación
democrática.
La participación ciudadana debe ser un
contrapeso de los partidos políticos en los procesos electorales y un freno a
las acciones arbitrarias de las autoridades.
Los mejores medios para fomentar la participación ciudadana son la honestidad y transparencia en el manejo del erario público, la equitativa y correcta aplicación de la Ley, la consulta y obediencia de la voluntad del Pueblo; en fin, la eliminación de todas las causas que provocan su inexistencia y que han sido mencionadas.
Los mejores medios para fomentar la participación ciudadana son la honestidad y transparencia en el manejo del erario público, la equitativa y correcta aplicación de la Ley, la consulta y obediencia de la voluntad del Pueblo; en fin, la eliminación de todas las causas que provocan su inexistencia y que han sido mencionadas.
ASOCIACIONES
DE VECINOS.
Las Asociaciones de Vecinos desde su posición de poder, ha de comprometerse no estar encerrada exclusivamente en los problemas del Barrio. Reconozco que su barrio ha de ser lo primero, siempre recordando que el barrio forma parte de un conjunto mayor y que todos formamos parte del total.
Las Asociaciones de Vecinos desde su posición de poder, ha de comprometerse no estar encerrada exclusivamente en los problemas del Barrio. Reconozco que su barrio ha de ser lo primero, siempre recordando que el barrio forma parte de un conjunto mayor y que todos formamos parte del total.
Las Asociaciones de Vecinos no pueden ya bailarle las aguas al político manipulador.
Estas empiezan a adoptar un comportamiento independiente, ante una exposición
objetiva de su poder.
En una era de conciencia y unión provocada en cierta forma por los acontecimientos que afecta a todos, las Asociaciones de Vecinos hacen suya los problemas que surgen fuera de su perímetro.
Empiezan a conectar con las reivindicaciones sociales y políticas del todo el municipio, extendiéndolas a todo el país, reclamando las libertades, unos Ayuntamientos democráticos y una organización vecinal potente, que agrupara a todas las asociaciones de Canarias. Romper con toda esa estrategia, que ciertas federaciones de AAVVs afines a partidos políticos corrupto mantienen con la ciudadanía basada en la mentira.
Recuerda, tú tienes el poder. Una asociación de vecino no ha de tener como único objetivo conseguir el local. En tu barrio seguro que hay personas pasándola realmente mal. Tu objetivo ha de ser las personas y lo inherente a ellas, empleo, salud, educación. Bienestar social.
Se trataba de encontrar la función verdadera de la Asociación de Vecinos en un contexto político nuevo.
En una era de conciencia y unión provocada en cierta forma por los acontecimientos que afecta a todos, las Asociaciones de Vecinos hacen suya los problemas que surgen fuera de su perímetro.
Empiezan a conectar con las reivindicaciones sociales y políticas del todo el municipio, extendiéndolas a todo el país, reclamando las libertades, unos Ayuntamientos democráticos y una organización vecinal potente, que agrupara a todas las asociaciones de Canarias. Romper con toda esa estrategia, que ciertas federaciones de AAVVs afines a partidos políticos corrupto mantienen con la ciudadanía basada en la mentira.
Recuerda, tú tienes el poder. Una asociación de vecino no ha de tener como único objetivo conseguir el local. En tu barrio seguro que hay personas pasándola realmente mal. Tu objetivo ha de ser las personas y lo inherente a ellas, empleo, salud, educación. Bienestar social.
Se trataba de encontrar la función verdadera de la Asociación de Vecinos en un contexto político nuevo.
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