viernes, 15 de febrero de 2013

EL “ALIVIO DE LUTO”


EL “ALIVIO DE LUTO”

Hoy he estado hablando con mis compañeros en el colegio sobre esta expresión, ya en desuso, y sobre la significación de la misma. A veces, me siento como “El Libro Gordo de Petete”, que me preguntan de todo;… pero no importa,…uno de mis cometidos es ese y estoy muy contento de ello, y de que Dios, la Vida, el Karma, o lo que sea, me haya dado tan buena memoria.

El “Alivio de Luto”, aparte de un excelente trabajo musical de Joaquín Sabina; era una costumbre extendida antiguamente en la vestimenta de las mujeres, sobre todo en las del campo, por la que, cuando comenzaban a pasar los meses-años establecidos para el luto riguroso por un familiar se iniciaba la atenuación de las señales externas de duelo, especialmente en el color de la ropa. Pero nada de tirar voladores: no se iba más allá de una mezcla de tonos negros y blancos, un suave gris marengo, un delantal con flores blancas “pequeñíííísimas”, estampados de líneas o cuadros, ¡otros colores, ni soñarlos!…; y todo aprovechado al máximo porque al siguiente muerto, se acababa el “alivio”.

Algunas mujeres enlazaban un pariente fallecido con otro y se pasaban de negro la mitad de su vida.

José Luis Yánez
Cronista Oficial de Teror.

FOTO: DOÑA QUITERIA CABRERA GUERRA, NATURAL DE MI BARRIO DEL PALMAR.
EL “ALIVIO DE LUTO”

Hoy he estado hablando con mis compañeros en el colegio sobre  esta expresión, ya en desuso, y sobre la significación de la misma. A veces, me siento como “El Libro Gordo de Petete”, que me preguntan de todo;… pero no importa,…uno de mis cometidos es ese y estoy muy contento de ello, y de que Dios, la Vida, el Karma, o lo que sea, me haya dado tan buena memoria.

El “Alivio de Luto”, aparte de un excelente trabajo musical de Joaquín Sabina; era una costumbre extendida antiguamente en la vestimenta de las mujeres, sobre todo en las del campo, por la que, cuando comenzaban a pasar los meses-años establecidos para el luto riguroso por un familiar se iniciaba la atenuación de las señales externas de duelo, especialmente en el color de la ropa. Pero nada de tirar voladores:  no se iba más allá de una mezcla de tonos negros y blancos, un suave gris marengo, un delantal con flores blancas “pequeñíííísimas”, estampados de líneas o cuadros, ¡otros colores, ni soñarlos!…; y todo aprovechado al máximo porque al siguiente muerto, se acababa el “alivio”. 

Algunas mujeres enlazaban un pariente fallecido con otro y se pasaban de negro la mitad de su vida.

José Luis Yánez
Cronista Oficial de Teror.

FOTO: DOÑA QUITERIA CABRERA GUERRA, NATURAL DE MI BARRIO DEL PALMAR.

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